Denunciar relato
No se puede negar que es una sensación maravillosa. La liviandad del cuerpo, la falta y el exceso de gravedad. Ver que el suelo se achica y se amplía el horizonte. El cielo es una sábana celeste que envuelve y llena de éxtasis hasta comenzar el ciclo inverso. No es como los demás. ¿Qué emoción tendría caer con velocidad solo para chocar con el suelo y volver a la realidad? La impresión de ser un péndulo astronómico hace de la hamaca el mejor de los juegos de la plaza.
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