Ella ha cumplido como Dios manda las expectativas de su entorno conservador y tradicional.
Ha subido la larga escalinata hacia el cielo de los justos, peldaño a peldaño. Ha sido la hija modelo, la chica formal y prudente, la esposa virtuosa, la trabajadora incansable, la madre abnegada...toda una SEÑORA, siempre intachable.
Nadie podía decir una palabra más alta que otra sobre ella, por lo menos, hasta ahora.
Pero ¿alguien sabe si es feliz viviendo así? Pues no, definitivamente no lo es. Por eso, ha decidido en el último escalón, precisamente en el último, ser una vulgar pecadora más y estropear todo el camino recorrido. Está cometiendo adulterio con un juerguista, de dudosa moral, ateo y comunista, para mayor espanto. Pero es irresistiblemente atractivo y cautivador, aynnns!!
¡La muy insensata con su caprichoso tropezón, ahora está condenada en el infierno! Pero de eso ya se preocupará en la otra vida, claro...
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