EL DERECHO A SER PERSONA

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A mediados del año 2.010 en la tertulia literaria que se organizó en el Club Náutico del lugar

en el que resido, y en la que yo participo, vino a presentar su libro autobiográfico una joven de

unos veintidos años de edad a la que llamaremos Jazmin, oriunda de Afganistán que como se

sabe es un país muy pobre, a presentar su libro autobiográfico que lo había elaborado en

colaboración con una periodista. Y asimismo dicha mujer también había ido dando charlas en

distintos municipios de la región sobre las penosas condiciones en las que se encontraban las

féminas de su tierra natal bajo el yugo de los talibanes.

El caso era que la chica quería estudiar; realizarse como persona, y gracias a la mediación de

una ONG española que ella conocía pudo viajar a Occidente.

Como es de imaginar tan pronto como Jazmin llegó a mi rincón del mundo no pudo evitar de

sentirse deslumbrada por la gran libertad que disfrutaba la población en cada uno de los

lugares que visitaba. Ella se preguntaba: ¿Cómo podía ser que las mujeres se hubiesen

enquistado en una ideología feminista a veces tan radical que las hacía enfrentarse con el

género masculino como si fueran sus adversarios, cuando aquí casi todas ellas eran

autosuficientes con su trabajo y podían opinar como quisieran sobre cualquier tema tanto en

público como en privado, cuando en muchos países de Oriente Medio sucedía todo lo contrario;

las mujeres estaban oprimidas a causa de la tradición religiosa que enaltecía al hombre por

encima de todo? Pues yo sabía que por ejemplo si en un matrimonio árabe la esposa

regaña por cualquier cosa a su marido y se entera el vecindario que siente un temor

reverencial por la tradición, a ella se la critica peyorativamente porque se considera que el

hombre es el representante de Dios en la Tierra y por tanto ella le ha perdido el respeto

cuando de hecho tendría que haberse sometido a su voluntad. ¿Es que acaso las damas

europeas vivían contemplando más el modelo patriarcal de sus bisabuelas que su actual

situación personal como si de una moda surgida de un populismo político se tratara en el que

iba implícita una épica de heroína ante el hombre?

Mientras Jazmín explicaba las condiciones en las que se vivía en su país por culpa de los

talibanes en el que por cierto cuando fue invadido por los rusos, éstos a pesar de que

pertenecían a un régimen político totalitario de tendencia comunista, como en el fondo no

dejaban de ser hijos de la Ilustración se mostraron razonables y dejaron a las mujeres en paz,

yo ví con toda claridad que si ella había decidido venir aquí a estudiar esto se debía a que el

estado natural del ser humano al margen de su sexo, raza, o condición social era el de poder

dar de sí en todos los órdenes en un marco de libertad tanto política como social. Y eso era

algo tan inherente a su razón de ser, a sus genes que es ridículo y demencial el discutirlo.

La actitud receptiva y abierta de Jazmín me recordaba la etapa del movimiento filosófico a

principios de la Edad Media con los pensadores islamistas como Averroes, Avinena y otros,

quienes nos hicieron reparar en la filosofía de Aristóteles que estaba postergada por la Iglesia

al pertenecer a la cultura pagana. Sin embargo esta etapa acabó, y en su lugar en el siglo

XVl se impuso en el ámbito islámico la tendencia profética surgida de distintas cofradías hasta

nuestros días, la cual no tan sólo se ocupa de mantener la fe religiosa en la población, sino

que además ha impuesto unos preceptos, unas leyes emanadas del Corán que pretenden

legislar la vida cotidiana de la gente. Por ejemplo el famoso KurKa en las mujeres, se debe a

una interpretación de un enunciado del Libro Sagrado según la cual ellas son como una "fruta"

que tienta al hombre, y por tanto se tienen que cubrir. 

Era evidente que Jazmín al igual que muchos otros árabes para poder evolucionar se tuvo que

apartar de la tan rígida como inmovilista infulencia religiosa en la que subyace un narcisismo

enfermizo para ir a parar la cultura europea, que a pesar de sus grandes errores a lo largo de

la Historia, se apoya en la Ilustración. Esto quiere decir que el mundo islámico necesita hacer

una revolución psicológica que le lleve a modificar - no a eliminar- la tradición con gente como

un Voltaire, un naturista como Diderot, un Kant quienes enfatizaron la razón para distanciarse

de la influencia eclesiástica. Según el Islam dice que Dios es el todo, y el hombre no es nada.

Pero nosotros decimos que el hombre es la medida de todas las cosas.

Así se lo manifesté al padre adoptivo de Jazmín, que era un médico europeo. Mas él se enfadó

conmigo porque pensó que yo rechazaba la creencia religiosa de su hija.

-¡No hombre no! La chica puede adorar al sol si quiere. Pero lo tiene que saber tener a

distancia, y no dejarse envolver por los prejuicios que sus dogmas comportan porque esto es

antinatural y sobre todo son una falsedad - le contesté-. Porque si bien sobre gustos no hay

disputas, también es cierto que hay gustos que merecen palos.

Y el hombre muy serio, se alejó de mí. 

 

 


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