DUEÑO y SEÑOR
Por Adelina Gimeno Navarro
Enviado el 10/04/2017, clasificado en Intriga / suspense
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Eran las nueve de la mañana y Doc entraba el periódico y la leche que habían depositado en la entrada de la casa como todos los días...
Así como casi todos ellos Jack seguía durmiendo, Doc miraba por la ventana acordándose de Maggie, la que ahora ya no estaba, entonces era ella quién preparaba la comida, ahora teníamos que esperar a que la asistenta viniera a casa y dejase comida y cena hechas para los dos. Viendo pasar a la gente Doc echaba de menos aquellos viajes que a causa del trabajo de Jack habían tenido que hacer juntos. Ahora todo era diferente Jack desde la muerte de Maggie, estaba raro, descentrado, sus hijos no lo dejaban salir de la casa, así que yo cargaba con los recados. Además, velaba sus sueños, él podría dormir a pierna suelta, que no ocurriría como aquella trágica noche...
Nos acostamos temprano, había oscurecido pronto la tormenta facilitaba la oscuridad en la noche, todo era calma y silencio. Hasta que de pronto se abrió una ventana y de un portazo se volvió a cerrar, el cristal se rompió pero ni Jack, ni Maggie se despertaron, seguían dormidos a pesar de la tormenta que se había desencadenado. Consecuencia, muy fácil, la fiesta que habían tenido con Pol y Christi, por la bebida y creo que las sustancias, no se enteraban de nada de lo que ocurría. Desde donde estaba vi pasar una sombra por delante, pero recobre la postura ya que creía que solo había sido un reflejo. Pero no fue así un disparo volvió a truncar el silencio de la casa, salí corriendo y encontré a Jack con Maggie en los brazos y sin moverse. Fue cuando Jack comenzó a gritar diciendo... ¡La han matado, la han matado y por nada, la mataron!
Desde que ocurrió aquel desafortunado asesinato hacía un par de meses la policía venía a menudo, preguntando si recordamos algo; Bueno se lo preguntaban a Jack puesto que yo no podía decir que había visto nada, ya que todo ocurrió en su alcoba de la que se llevaron el joyero de Maggie, que ella intentó que no lo hicieran y por ello se llevaron su vida...
En ese momento Jack asomaba por la cocina, ¡qué hay Doc!, como se presenta el día... Pobre, no sabía que sus días ahora carecían de sentido, ya nada era como antes que controlaba él la situación, ahora dependía de mí para salir y para entrar. Para entonces llamaron a la puerta y fui a abrir, que inventos hacen, una cerradura a mi altura y para que pueda abrirla sin ninguna complicación, eso o es que soy un perro listo...
Cuando la puerta se abrió, escuché a Jack que preguntaba que quien era, y a la visita decir: Somos Pol y Christi ¿podemos entrar? Es que el perrito no nos deja...
Enseñándoles los dientes los acompañe hasta donde estaba mi amo, pero yo velaba ahora por su salud, así que no se me despistaron y vi como Pol recriminaba a Christi que se quitase aquella pulsera, ella obedeció. Pero al entrar en la cocina recordé lo que siempre había dicho la policía: Qué los asesinos y ladrones siempre vuelven al lugar de los hechos y en realidad estaban en lo cierto. También la destreza y el potenciar el olfato para el rastreo es algo primordial en los perros policías. Por lo que comencé a olfatear a aquellos dos individuos sospechosos, al ver un reflejo extraño en Pol comencé a ladrar y a enseñarles los dientes, sí, todos mis dientes, enfurecido como estaba con mis fauces les hubiese devorado, y era lo que se merecían por ladrones y asesinos... Pero entonces escuché la orden de Jack... ¡¡SIT!! y le obedecí...
Doc, tranquilo dijo Jack, tranquilo amigo... aprieta el botón de la alarma...
Y vosotros más vale que os sentéis ahí a esperar si no queréis que el dueño y señor ahora en esta casa, os destroce con una sola palabra que le diga completa... ¡¡ATTACK!!
©Adelina GN
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