CRÓNICA DE UNA AFECTADA POR LA CRISIS

Por teléfono me pongo muy nerviosa a la hora de hablar, veo que lo mío es la escritura siempre lo ha sido por eso he decidido ser escritora. Puede que no lo consiga o puede que si, no quiero reventar aforos para firmar libros, simplemente con que lo que escribo llegue a buen puerto me veré en la obligación y el derecho de dar las gracias. Llegamos a una edad que hacer lo que uno quiere tiende a suscitar algo de pelusilla, pero no penseis, ya tendréis más de medio siglo a vuestras espaldas, los achaques oportunos de la edad y también de las circunstancias por las que se pasa. Pero nada de eso tiene importancia si consigues vivir de lo que te gusta hacer. Feliz es el carpintero que hace muebles, el fontanero que arregla tuberías, el parado que cobrará unos meses el subsidio y sobre todo aquellos que trabajan sin hacer nada que los hay, como las meigas, ¿dónde? pues no seré yo quien les nombre, aprendí a lanzar la piedra y esconder la mano. Yo no quiero delatar a nadie, solo decir que estoy haciendo lo que me gusta lo que puedo y a lo que me han obligado las diversas circunstancias de la crisis. Yo no he sido siempre escritora, no, he sido dependienta 3 veces, limpiadora en 2 ocasiones, charcutera y carnicera, reponedora y frutera, y cocinera en un restaurante, pero ahora no quiero ser otra cosa, pese a quien le pese, que una escritora novel que escribe sus sentimientos y si es así como lo hago tengo mucho trabajo porque sentimientos tengo y muchos. Gracias por leer ya que la escritura es el mejor de los regalos.

Adelina GN