Confesión intercambio II

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Tras tus palabras empecé a hacer memoria...

Ahí recordé que efectivamente esa noche llegamos sobre las 3 de la mañana a la habitación y que cierto es que caí fulminado en la cama. Lo siguiente que recordaba fue despertarme en plena felación. Y cuando desperté sin apenas preliminares y sin mediar palabra te colocaste sobre mí y te pusiste a cabalgar con una intensidad desproporcionada. Me acuerdo porque me sorprendió la rapidez con la que te corriste sobre mí y sin parar (normalmente siempre dejamos pasar unos minutos antes de volver a penetrarte) te volteaste y sin mediar palabra me colocaste tras de ti colocando mi pene en tu trasero. Ahí aun aluciné más porque nunca lo habíamos hecho por detrás... en alguna ocasión había hecho el amago de intentarlo y era algo que no accedías. Esa noche en cambio fuiste tu la que tomaste la iniciativa. Recuerdo que ambos estábamos tan empapados entre sudor, tu sexo y el mío que aquello se deslizó solito hacia tu interior y apenas necesitaba moverme pues la intensidad con la que agitabas tus nalgas contra mi abdomen lo hacían todo. Era tal la excitación que en apenas unos minutos sentí que me iba a correr y ahí fue cuando tu al notar iba a retirar mi pene de tu culo me agarraste las nalgas y me obligaste a correrme dentro. Lo recuerdo como un momento muy intenso... nos llegamos a susurrar algo con la respiración entrecortada y sin apenas aliento. Y lo siguiente que recuerdo es amanecer los dos desnudos por la mañana.

- Pues te tengo que confesar que no fui yo. Era Sonia. Por la mañana y tras la resaca sentí tal vergüenza por lo que habíamos hecho que no me atreví ni siquiera a tantear el tema.

La verdad es que esa frase me dejó atónito. Había pasado mucho tiempo y la intensidad o los sentimientos ya no eran los mismos. E incluso, aunque no lo llegamos a hacer, ambos compartíamos la posibilidad de hacer intercambios o probar tríos. Pero la relación terminó antes de descubrir esa parte.

Mi pregunta obligada fue si ella entró a la habitación del marido de Sonia. Y la respuesta obviamente fue que si.

Me confesó que al igual que Sonia, lo despertó con una felación que tal como la empezó apenas se le puso dura se corrió en su boca. Pensó que quedaría ahí el tema pero acto seguido la recostó boca arriba echó sus piernas sobre sus hombros despegando su trasero de la cama y acercando su coño a la altura de su cara. Y abriéndose paso con su lengua separo sus labios vaginales con extrema habilidad y sin darme cuenta tenía su lengua entrando y saliendo intensamente de mi lengua. Estaba ya sumamente empapada cuando retiró su lengua de mi interior para concentrarse en mordisquear y lamer mi clítoris mientras se apresuró a introducirme dos dedos por delante y un tercero por detrás. Fue tal el morbo que me corrí casi al instante. Y sin saber como incluso eyaculé en su cara empapándolo. Fue una sensación nueva para mí.

A la semana siguiente Sonia y ella apenas cruzaron alguna palabra pero si muchas miradas cómplices. Fue el fin de semana siguiente cuando quedaron para ir de compras y ahí si se explicaron todo lo ocurrido.

Fue entonces cuando la amistad entre ellas fue forjando mas intima y mantuvieron el secreto muy en secreto.

Hasta que me encontré con ella y decidió confesar. Que si no probablemente nunca lo habría sabido.

Que fuerte que aquella noche notara cosas pero no me diera cuenta...

Me quedó claro que el morbo y las travesuras, no tienen límites.

 


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