La mañana siguiente al gran evento fue todo lo contrario a las maravillosas mañanas que vivíamos normalmente. "todos estamos bien" fue el mensaje que nos quisieron dejar, pero la verdad es que nadie estaba bien, nos juntamos en una gran masa de personas heridas y desafortunadas que habían perdido mas que su alma, habían perdido la esperanza. ya nada quedaba, solo esperar por la deseada muerte y su acompañante, el cielo, que a veces se tornaba en el infierno dándonos una visión jodida del mundo, pero, ¿donde pertenecemos realmente? ¿de donde venimos y a donde vamos?, siempre sera un misterio que siendo sincera me da igual averiguar porque vivo mirando mis pies y las estrellas sobre mi y nada mas me importa. ni las mañanas agradables, ni los regaños repetitivos.
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