EL ENEMIGO PÚBLICO 2
Por franciscomiralles
Enviado el 29/04/2017, clasificado en Cuentos
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A continuación el tal Hugo me llevó a unos sofisticados almacenes de electrodomésticos que
no estaban lejos de aquel restaurante en el que habían varios televisores funcionando, y en
algunos de ellos daban un anodino concurso en el que se ganaba una cantidad de dinero, o un
coche el cual estaba llevado por un presentador que para animar al concursante se expresaba
con un tan bobo como infatil énfasis similar a los anuncios publicitarios: "Rrepita conmigo -
instaba el presentador-. ¿Dónde duerme usted?" "En un colchón FLIN" - respondía el
concursante sonriente. "¡Muyyyy bien, muy bieeen! Y el corazón hace tilin-tilin" - redondeaba
el presentador-.
En otro aparato hacían un Reality-Show y en una habitación había una chica morena junto a
un tipo joven de voz gutural quien le decía: "¡Joer tía. Yo me acuesto con la Paqui porque tú
eres una plasta!" Y ella lloraba desconsoladamente. "¡Buaaa, buaa. Tú no me quieres, no me
quieres...!"
Y un grupo de gente que veía aquel programa con cara de pena se solidarizaban con aquella
pobre mujer.
En otro televisor daban una película saturada de carreras de coches y de violencia.
A su lado había otro receptor encendido en el que salía un supuesto humorista haciendo
muecas y decía: "¡Ajá...! ¿Me veís bien? ¿Si? ¡Ooooh!"
No explicaba ningún chiste; no hacía nada especial, pero por eso precisamente a muchos les
hacía gracia y no podían parar de reír.
- ¿Comprende ahora lo que le quise decir antes? - me preguntó Hugo-. El mensaje simplista
de estos programas televisivos se cuelan en el subconsciente del público, y nosotros estamos
en otra onda. Por eso es difícil que la gente nos sepa valorar a usted y a mí.
Pero de aquel nefasto día ha han pasado más de dos años, y yo en la actualidad vivo de mis
ahorros en una vieja masía que había pertenecido a mis antepasados, en un pueblo rural de
Camprodón de la provincia de Gerona, y me he convertido en un campesino; a la vez que
de vez en cuando sigo escribiendo mi Diario, o compongo poemas que los lee quien me
quiera escuchar. Pero eso sí, sin televisión.
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