Adiós

Cómo decirte que quiero acabar con esto. Algo que nunca ha empezado, pero que nos ahoga, que nos ciega.
Desde el primer instante, nos hemos deseado, aún sabiendo el daño que produciría, lo hemos alimentado. Tú mi admirable don Juan, que robas mis sueños, que perturbas mi vida, que no estando presente, te siento tan cerca que siento tu aliento.
Miro el móvil, se que estás ahí, esperando mi primer paso, pero, ¿paso hacia donde?.
Mi mente viaja todo el Atlántico para estar junto a ti, abandonando a mi familia que son los que realmente están a mí lado, y todo ¿para qué?, para nada. Ni tú, ni yo abandonaremos a nuestras familias, porque ellos son lo primero.
Miradas, llamadas, mensajes, eso es lo más cerca a un coito que hemos vivido, pero cuan intensas han sido, para ser tan adictivas.
Esta semana he leído que existe un lazo rojo, imaginario por supuesto, que antes de nacer es colocado en los meñiques de dos seres y que irremediablemente están predestinados a encontrarse. Pues lo voy a dejar en manos del destino, si eres mi otra parte del hilo, llegarás a mí, pero esa vez para quedarte.
Adiós mi querido don Juan