LOS ADORADORES DELSEMICÍRCULO
Por JORGE LOYOLA
Enviado el 07/05/2017, clasificado en Cuentos
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En el norte de África hay una cárcel diseñada de manera tal, que sus ocupantes no pueden sentir la naturaleza de manera directa en sus cuerpos: no ven llover ,no pueden sentir el viento soplar en sus rostros ,no pueden (tal vez esto sea lo peor)ver el sol ni sentir el calor de sus rayos en la piel.
Aquellos desgraciados que caen en este agujero quedan aislados, no solo de la sociedad, sino del mundo.
Con el correr del tiempo la desolación los invade de tal manera que sus almas comienzan a acercarse bastante al arrepentimiento.
Cerca del centro de un gran patio techado hay dibujado en el piso una especie de semicírculo,dividido en una gran cantidad de segmentos, delimitados por pequeñas lineas perpendiculares a el y en cada línea, escritas en árabe, fechas: día, mes y hora. Una especie de calendario, aunque incompleto.Solo cuatro meses están registrados; día por día. Comenzando a mediados de julio hasta hasta fines de octubre.
Cuando se acerca la fecha que está marcada en la primera linea del semicírculo, los presos de mayor jerarquía comienzan a disputarse el puesto de custodio del calendario. Ocupar este lugar le significa al penado o al grupo al cual pertenece, una entrada de divisas durante los cuatro meses que están representados en el extraño dibujo.
El por qué del dibujo, su funcionamiento y todo lo que se genera a su alrededor se comprende con solo observar un ritual que dura no mas de diez minutos.
llega el custodio del calendario al patio y un grupo de presos se acercan a el trayendo cigarrillos, algunos billetes y pastillas o yerbas.comienza entonces una especie de remate y quien gane la puja se hace acreedor del derecho de pararse en el punto marcado con la fecha de ese día. El afortunado se para en el lugar indicado y se quita la camisa( algunos hasta se desnudan) y se que da mirando hacia arriba. En el techo de chapas hay un pequeño orificio de no mas de cinco o seis centímetros de diámetro, por el cual a la hora señalada entra un rayo y le da al feliz hombre un baño de sol que dura aproximadamente dos minutos. Ese rayo viene del mismo sol de las tardes de verano en el parque con sus padres remontando una cometa o jugando con su pequeño perro, es el mismo sol que lo acompañaba por la calle cuando iba a buscar con ansias a su amor o simplemente se sentaba en el banco de una plaza a calentarse y dejar pasar el tiempo.
La cara de felicidad del preso refleja que esperó todo un año para, por dos minutos sentirse libre otra vez.
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