El pasajero

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Tuve esa? sensación otra vez. Pero en esta ocasión el impulso fue tan grande que no pude detenerme. Respiré hondo, me puse de pie y me senté a su lado. Durante dos minutos lo miré y él pareció no verme. Y digo pareció porque a los dos minutos y un segundo comenzó a hablarme. Su voz es calma. No es profunda ni aterradora como podría esperarse. Tranquilo dijo: - veo que al fin se decidió y vino a mi encuentro. La curiosidad lo venció y aquí está...-. Un tanto sorprendido balbuceé :- ... bueno, hace días que lo veo y ya no resistí. Su cara me es muy familiar y quería ver si podía saber de dónde lo conozco -. Tomó aire y sin mirarme dijo:- es lógico que mi rostro le sea familiar. No sólo me ha visto en este tren. Ya nos hemos cruzado antes...- dijo sin perder la calma ni cambiar el tono de su voz. Extendió la mano para estrechar la mía y, contrario a lo que imaginé, no era fría. Con su mirada limpia dijo: - Soy La Muerte-. Me hizo un gesto y me senté a su lado. Antes que nada me aclaró que aún no venía por mí, quizás porque vio mi cara de miedo. Y me hizo saber, además, que cuando llegue ese momento no podría resistirme y su brazo sobre mi hombro me contendría. "Por eso mi saludo no es frío: nadie se me resiste, sólo dudan, pero finalmente entienden" dijo. Me contó sus sensaciones: que no le agradaba ser el malo de la película, la persona, el momento o el hecho más despreciado por todo el mundo. Pero ese era, es y será su destino. Dijo que sólo una vez quiso torcerlo y quedó lastimado. Suspiró:- aún tengo su perfume en el recuerdo. Aroma fresco, como de primavera. Una leve borrachera, una liviandad. Descalza, aún puedo verla alejarse...-. A la muerte le dolía el amor. Y eso hacía que tuviera algo de empatía por las personas y que no siempre le gustara lo que hacía. El tren ya estaba en marcha hacía rato. Para cortar el silencio incómodo que se hizo le pregunté:- ¿qué se siente vagar por la Tierra?¿qué se siente ser un peregrino eterno con una misión eterna?¿qué sensación da el saberse un pasajero constante, sin un hogar?-. Me miró con una media sonrisa:- ¿qué es eterno? ¿algo que dura por siempre? ¿qué es siempre? ¿cuánto tiempo es para siempre?- retrucó y siguió - quizás algún día mi misión sea llevarlos a todos al mismo tiempo y en ese momento me quedaré sin trabajo, pero no es algo que deba usted saber. Por lo pronto recuerde que con la Vida somos las dos caras de una moneda. No hay una sin la otra, nos necesitamos y ustedes, seres vivientes gozan de nuestros dones. Todos y cada uno de ustedes-. Miró por la ventana del vagón y se paró. Volvió a darme la mano y dió unos pasos hacia la puerta. Regresó y se acercó a mi oído. Con su voz calma susurró: - de nosotros dos, el único pasajero es usted- y finalmente se paró delante de la puerta, para bajar sereno apenas se ésta se abrió.


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