Estos días ha hecho bueno y salíamos por el barrio a pasear. A mi hija no le daba pereza coger mi silla e irnos por ahí. A los demás sí. Y no sé porque. Es lo de menos. Yo disfrutaba viendo los colores de las flores que por el camino “nos saludaban”. Las había rojas, violetas, amarillas, blancas, azules. Solo faltaban por salir las hortensias. ¡Ay! esas hortensias que yo pintaba en antaño y que tantos recuerdos me traen a mi deteriorada cabecita…….. Pero que feliz estaba junto a mi hija…. Nos fuimos a tomar unas “tapas”……………. Que rico estaba. Y…. casualidad de las casualidades, pasó mi hija, la de las camisetas…. ¿Sabéis que pasó?............. Se me acercó, me saludó apresuradamente, y a mi hija, que estaba justo al lado, ni le dirigió la mirada, ni la palabra, como si no existiese. Me dolió. Lloré. Ambas son hijas mías. Y no sé porque lo hizo….
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