¿VISITAS DE EXTRATERRESTRES?

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A mediados del año 1990 mi primo Iñaki que era un sujeto de treinta años, el cual tenía una

espesa barba que le daba un diabólico aspecto pero que paradógicamente albergaba en su

interior un espíritu altruista que le llevaba a ayudar al prójimo; aunque de un modo bastante

heterodoxo ya que estaba convencido que hacía de intérprete de los mensajes que

supuestamente le enviaba desde una nave espacial un extraterrestre perteneciente a un

planeta que estaba situado entre dos estrellas llamadas SIRIO A y SIRIO B las cuales se 

hallaban en la Constelación CAN MAYOR,en beneficio de cuántos le conocían.

Así que tras anunciar a unos y a otros su peculiar don de médium y ofrecerles sus carismáticos

servicios hubieron algunas personas que decidieron ponerse en sus manos.

Entonces como mi primo no tenía suficiente espacio en la casa de sus padres que era donde

vivía para atender a los consultantes me pidió de utilizar mi despacho del apartamento donde

yo residía y no tuve ningún inconveniente en cedérselo puesto que yo desde mi óptica

de investigador de fenómenos paranormales también deseaba ver lo que pudiera suceder.

Recuerdo que en una ocasión vino a la consulta una mujer joven, morena; algo obesa pero

con cierto atractivo.

-... Se trata de mi marido... Me odia, y me maltrata - dijo la mujer con un aire compugnido.

- No te preocupes. Yo te ayudaré- le respondió Iñaki tranquilizador.

- Sí. Me insulta. Y me ridiculiza delante de mis hijos. Y como dependo económicamente de él

tampoco quiere darme dinero para mis gastos.

La mujer se sentía en un callejón sin salida y buscaba desesperadamente una solución milagrosa  para salir del mismo- Ya. ¿Y por qué crees que te hace todo esto?

- ¡Es que mi marido se ha vuelto homosexual. Tiene un amante, y quiere deshacerse de mí. Él

hace rituales de Magia Negra para que me ocurra algo malo - confesó-. ¡Ah si me hubiese

casado con mi anterior novio que era italiano...! Ese sí que me quería.

Seguidamente Iñaki encendió unas velas,quemó incienso cuyo olor dulzón impregnó el

ambiente, fijó la vista en un ángulo de la habitación para centrar la mente en algo, y cerró

los ojos autoinduciéndose en un estado de trance hipnótico.

Mientras tanto yo pensé para mis adentros: " El marido de esta señora está loco de atar"

Sorprendentemente Iñaki expresó un mensaje que le había enviado su "maestro"

extraterrestre.

"Dile a tu compañero que no se meta con el desdichado marido de esta mujer".

Enseguida me dispuse a deslindar la naturaleza del mensaje. Efectivamente el estado de

trance de mi primo le había estimulado la percepción extrasensorial que estaba localizada en

su inconsciente dando lugar a que leyera mi pensamiento; pero a la vez este fenómeno se

mezclaba con la fe en el arquetipo del extraterrestre que se decía que manejaba una alta

tecnología más evolucionada que la nuestra como había señalado el psicoanalista suizo

Carl Jung, el cual había desbancado a cualquier deidad tradicional; como asimismo él había

topado con el deseo vital de aquella mujer para cambiar de vida

- Todo esto pasará, y tú podrás volver con tu antiguo novio italiano - le dijo Iñaki.

- ¡Hombre Iñaki! ¿Cómo voy a rehacer mi vida con un hombre casado, y con hijos que vive

en Italia? - inquirió aquella mujer escéptica.

- Ah; no sé. Es lo que me ha comunicado mi maestro- respondió él evasivo.

Cuando aquella consultante se hubo marchado, yo amonesté a mi primo.

- Oye Iñaki. Está bien fomentar la esperanza de expectativas en la gente, pero deben ser

siempre factibles.

- Tú es que eres demasiado racionalista - respondió él molesto puesto que le desautorizaba

su dogmatismo místico-. Mi amigo extraterrestre no me engaña, y lo que él me revela

siempre se cumple.

Era evidente que si Iñaki se mostraba reacio a mi crítica era porque él al igual que aquella

mujer, a pesar de ser un buen cocinero que trabajaba en un restaurante de nuestra localidad,

su familia lo tenía por un soñador poco práctico y lo había marginado. Por tano, mi primo

para compensar  su carencia afetiva se había decantado hacia el pensamieno mágico mirando

a las estrellas para hallar un sentido a su caótica exisencia.

Entonces Iñaki me insistió en que fuera a una cena que había organizado para sus amigos

en el restaurante en el que él se ganaba el sustento.

De manera que yo acepté su propuesta, y una calurosa noche de verano asistí a aquel evento.

Después de la cena Iñaki nos llevó a todos a un valle sembrado de pinos. En el firmamento

brillaba una sugerente luna llena. Y en un momento determinado él invocó a su protector para

que hiciese alguna señal con su nave desde lo alto.

Mas grande fue mi asombro al constatar que en aquel lugar se congregaba una mayor parte

de la población de aquella villa que estaba compuesta por médicos, maestros de escuela,

comerciantes, y gentes de todas clases. Pues todos ellos ansiaban ver en el cielo al famoso

OVNI, lo cual me dio que pensar que ni la Ciencia ni la política satisfacían la emotividad del

personal; todos necesitaban creer en algo que estuviese fuera de la posaica realidad.

Sin embargo tal como yo suponía no se produjo el fantástico encuentro con el extraterrestre.

Y al fijarme en las expresiones de decepción en aquella comitiva advertí también un terror

en ellas porque nuevamente tenían que enfrentarse con su vacío interior que no sabían cómo

gestionar.

 


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