Recuerdo el día que mi abuela me enseñó este lugar. Yo seguía a mi abuela por un camino lleno de maleza, a medida que nos acercabamos escuchaba más cerca el sonido del agua caer, al apartar las últimas zarzas pude ver aquella preciosidad de fuente, o bebedero, o labadero jigante, o pozo. Era hecho de piedra por antiguos canteros. En la zona de arriba la piedra tallada bajaba inclinada hacia el agua para facilitar frotar la ropa. Mi abuela decía que antiguamente allí lavaban la ropa todas las mujeres del pueblo. Estaba abandonado entre la maleza, solo los renacuajos la disfrutaban. Había servido de centro social del pueblo. Antiguamente allí era donde se relacionaban y charlaban un rato los vecinos mientras hacían sus queaceres. Como recoger agua, llevar a beber los animales, lavar la ropa, o simplemente charlar. Lo llamaban el pozo de la sirenilla, porque los antiguos decian que vivía allí una pequeña sirena. Mi abuela me contó la historia de un antiguo vecino que se escondía allí de su mujer para beber vino, lo escondía en un hueco detrás de una piedra, además allí se mantenía fresco. Fulgencio se llamaba, decía que algun pillín le bebía parte del vino, notaba que tenía menos cantidad que la que él escondía. Aunque según la gente del pueblo eran los chavales quienes se lo bebían por la noches. Fulgencio trató de esconderlo en diferentes partes de la fuente y alrrededores pero siempre envontraba menos cantidad de la que dejó. Una noche de verano mandaron a un chico a por agua a la fuente y se encontró con Fulgencio haciendo guardia para pillar a quién fuese el ladrón, este no atendió a razones, persiguió al chico hasta su casa, no quiso escuchar la versión de la familia del chico porque ya sabía que para él, el culpable era el chico y no quiso saber más. Al volver esa noche a la fuente , Fulgencio vió como una mujer empapada de agua, recubierta de escamas brillantes y empinaba su bota de vino sín salir del todo del agua. Se quedó tan asustado que se giró y se marcho a casa sín mirar a trás. Al día siguiente cogió la bota de vino de la fuente, estaba casi vacia, se la llevó a casa y en ese momento dejó de beber vino para siempre. No dijo nada a nadie, ninguna explicación , nada. Todo el mundo pensó que era por el suceso del chico.
Ahora muchos años después de ver el grán pozo por primera vez, esta más abandonado que nunca, lleno de maleza por todos lados, hasta las zarzas se meten en el poco agua que queda, hacen raices y crecen del mismo agua más y más. Hay poco agua porque este se ha desviado y se cuela entre las rocas sín casi entrar nada al pozo, lo de más se pierde por el suelo. Todo ha cambiado, se podía ver el fondo. Intento quitar las zarzas a base de muchos golpes con un palo, logro que vuelva a correr el agua por el caño, empeza a llenarse otra vez de agua fresca. Peleo con las largas zarzas para sacarlas, poco después paro, miro a mi alrrededor, me doy cuenta que el agua ya casi lo llena y toda la superficie del agua está llena de pequeñas escamas doradas flotando. Al morir los pueblos también lo hacen sus leyendas.
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