En un día algo nublado, me mudaba para mi nuevo departamento, para ser sincera no contaba con gran equipaje, pues quería que todo fuera nuevo o que allá comprado espacialmente mi nuevo hogar, encontré unos vecinos muy gentiles, me invitaron a cenar, pronto encontré un trabajo de publicidad, pareciera que todo era color de rosa, me basto sólo un mes para que encontrará comodidad en aquella ciudad.
Me hice amiga de Gerardo una joven talentoso que le gustaba la fotografía y pintar, sinceramente creía que el tenia otras preferencias, pues desde que lo conocí no había chica que fuera a su departamento, me invitó a comer en muchas ocasiones, había algo en el que me llamaba la atención, disfrutaba hablar de música, de libros, creo que su plática me hacía aprender cosas nuevas.
Una noche me dijo que le gustaría tomarme fotos, le dije que si pero que yo no sabía cómo posar para las fotos y que para ser sincera a mi no me gustaba tomarme fotos, simplemente me dio un beso en la mejilla y me dijo no te preocupes verás que todo será perfectamente natural que no te fijarás cuando lo haga.
Tomamos vino, me solté el cabello, me quite el chaleco que tenía, efectivamente cada trago hacia que me adormeciera un poco, creía que esa noche habría acción, no fue así, fue algo mejor, me hizo parte de lo que el amaba, con cada pose de seducción que hacía con el alcohol que habíamos bebido, me encantó que me hiciera inmortal en cada fotografía a blanco y negro, con aquel sombrero ridículo que tanto me gustaba usar cuando llovía y me sentía nerviosa.
Aquella noche, no quería que terminara, el adormecimiento del alcohol las risas, su voz me provocaba esas ganas infinitas de besarlo de sentir su cuerpo con el mío, cada vez que el me tocaba el cabello la mejilla corría electricidad por todas partes era sumamente excitante, realmente sabía lo que hacía, con una corbata me cubrió los ojos, me besaba tan tiernamente, sin tener una pizca de lujuria todo era extraño por que la que ya tenía ganas de ir a otra cosa era yo, sin duda alguna.
Me fue desvistiendo poco a poco y así solo escuchaba un clic, supongo que era de la cámara, pero el no dejaba de seguir haciéndome reír, sus labios rozaban mi oreja, me besaba lento tocando cada centímetro de mi piel, no me pude contener más, sin quitarme la corbata de el rostro, le desvestí lo más rápido que pude. simplemente pasó lo que tenía que pasar fue sublime y aquí? me tienen haciéndolo parte de una historia digna de contar.
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