No le creí. No quise creerle. Pero debí hacerlo. Ahora él ya no está.
Hace dos semanas mi mejor amigo comenzó a llegar tarde a clase. No era propio de él y lo veía con ojeras. Se dormía en clases y no prestaba atención a nada. Parecía absorto en sus pensamientos y siempre miraba por la ventana del aula.
En el recreo me acerqué a él y le pregunté qué le estaba pasando. Pero no estaba preparada para lo que me llegó a contar.
"No me creerás, pero... llevo días sin dormir. Ojalá fuese insomnio, ojalá solo fuese una pesadilla. Pero es tan real como tú y como yo. Sabes que me gusta mucho jugar a juegos de terror, así que encontré un juego online muy interesante y reciente en la red. Lo descargué para jugarlo más tarde, pero desde entonces el ordenador se encendía y se apagaba solo. Pensé que estaba roto y decidí llevarlo a un técnico, pero tras la revisión me dijeron que funcionaba perfectamente. Sin ningún problema. Así que me estaba empezando a asustar porque a medida que jugaba ese juego, los sucesos extraños comenzaban a ser más siniestros. Primero era el ordenador que incluso al desenchufarlo se mantenía encendido. Luego, escuchaba ruidos todas las noches, como si hubiese alguien rebuscando en cada rincón de mi cuarto, pero por mucho q mirase, era como si el ruido estuviese solo en mi cabeza. De verdad pensé que me estaba volviendo loco. Pero lo peor es que fue en aumento y ahora lo que siempre ocurre es que alguien toca a mi ventana y tengo mucho miedo. No para de dar toques en la ventana y anoche en la pantalla del ordenador que siempre se encendía cuando quería ponía: Sigue durmiendo. Y ahí ya no pude más. Jamás me había pasado algo así, pero estoy empezando a pensar que tiene algo que ver con el juego que descargué".
- No puedes estar diciéndolo en serio... vamos, eso es imposible.
- Ya sabía que no me creerías.
- Mira... no sé por qué estás tan raro, pero si quieres voy a tu casa esta tarde y pruebo ese juego de terror del que hablas. Ya verás que no pasa nada.
Como dije, aquel día fui a su casa, vi la habitación más descuidada de lo normal y el ordenador al lado de la cama. Me senté y clické en un juego llamado"El visitante". Parecía un juego totalmente normal, típico de terror. Sin embargo, mientras jugaba, mi mejor amigo estaba sentado en la cama con una mirada perdida. Me asusté al verle así y entonces cuando miré a la pantalla para seguir jugando estaba negro. Por más que clickeaba no sucedía nada. Admito que fue algo extraño, pero yo seguía convencida de que todo aquello solo eran tonterías.
- Bueno, ¿dónde están los fantasmas? No pasa nada. ¿Ves? No tienes por qué tener miedo de jugar a los juegos de terror. Aunque deberías ir a un técnico más profesional para arreglar el ordenador.
-Sí.
Esa fue la respuesta más seca que recibí de él.
- Lo llevaré. Ahora tengo que estudiar, así que ¿nos vemos mañana?
- Claro... Bueno, hasta mañana.
Salí de allí con la cabeza algo pesada, pensé que me estaba poniendo enferma.
Al día siguiente, él no fue a clase, ni tampoco el día siguiente, ni el siguiente a ese. Así que fui a su casa a ver qué le pasaba. Cuando llegué, la casa estaba vacía y olía muy mal. Subí a la habitación de mi amigo y estaba todo limpio, no había muebles ni ropa. Parecía como si alguien hubiese recogido todo para mudarse. Entonces en medio de la habitación solo vi el ordenador. Estaba apagado, pero al acercarme se encendió y una frase apareció: Bienvenido al juego.
Me asusté y salí de allí lo antes posible, entonces todo lo que me contó mi amigo me sucedió a mí. Yo no tenía ordenador pero aparecían hojas arrugadas o rayadas tiradas por el suelo. Un día al levantarme encontré la misma frase: "Sigue durmiendo". Estaba teniendo problemas para dormir, igual que él. Los días siguieron. En la escuela anunciaron que mi mejor amigo se había mudado. no podía creer que se fuese sin haberse despedido de mí. Algo no encajaba. Entonces las siguientes noches algo o alguien comenzó a tocar la ventana por las noches insistentemente. Ahora estoy escribiendo para soportar todo esto que estoy viviendo ahora. La casa ha empezado a oler mal, un olor putrefacto que asfixiaba. La última noche tuve que abrir la ventana con algo de miedo para ventilar el cuarto. Por suerte no había nada ni nadie, pero al volver a la cama vi una nota: Toc, toc.
Me acosté... más asustada que cualquier otra noche, entonces la ventana no sonó pero escuché pasos y un calor intenso por mi espalda que me puso los pelos de punta y escuché un susurro: Sigue durmiendo, para seguir viviendo.
Desde entonces no volví a ver a mi mejor amigo y no he podido dormir. Todas las mañanas encuentro toda la habitación revuelta y cada noche huelo ese olor penetrante que no me deja respirar y me hace abrir la ventana cada noche. No sé cuánto más podré aguantar esta pesadilla... Si alguien sabe cómo ayudarme, ruego que me lo haga saber.
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