El progreso de una nación no puede detenerse, nosotros los humanos somos parte de ese inevitable progreso, el problema es que no tenemos tiempo de ver por donde caminamos, ni siquiera prevemos la trascendencia de algunos de nuestros actos que por su esencia nos conducen a un desmejoramiento irremediable de vida, permitimos que nuestro buen proceder sea desvirtuado por ajenos que ya nos tienen identificados como similares a aquellos que pertenecen a la familia de los ovinos, perdonando la comparación pues al menos estos tienen lana.
Donde quedaron aquellos principios básicos que traemos consigo cuando abrimos los ojos por primera vez, mismos que al crecer se nos fueron puliendo y reforzando?
Olvidamos hace tiempo los buenos deseos de nuestros progenitores para cuando estuviéramos a donde estamos ahora, ellos apostaron con certeza que este tiempo nuestro seria de magnificencia y podríamos heredar estos principios en mejor calidad a los que vinieran detrás.
Hoy día no retrocedemos eso sería fabuloso, lo que sucede es que ya nos absorbió de manera consiente el ambiente de fácil digestión y que no reclama mayor responsabilidad que la que no se tiene, o sea, sin tanto lio.
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