Las Nieblas de Avalón: La Dama del Lago (II) (FINAL)
Por Alex Bremdon
Enviado el 17/06/2017, clasificado en Fantasía
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Hacia el el atardecer Arturo y Merlín llegaron a la orilla de un pequeño y hermoso rio cuyas aguas llegaban a nuestros peregrinos precipitadandose en una alta y caudalosa cascada que se abría camino a traves de una gran pared rocosa de piedras grises teñidas de verde musgo. Rodeaba las frias y transparentemente oscuras aguas un breve prado delimitado con gran belleza natural un espeso y oscuramente soleado bosque de altos viejos y susurrantes robles que parecian tan juvenilmente antiguaos como el mundo.
-Paremos a descansar aqui un momento, Arturo -dijo el halcón remontando el vuelo.
El Rey Peregrino desmontó de su caballo y, despojandole de los arreos y silla, le condujo al borde del rio para que aplacara su sed en aquellos cálidos parajes llenos de luz y verdor por doquier. Despues, el Ultimo Pendragon depositó su espada Sin Nombre enfundada en su vaina en el suelo donde a continuación dejo tambien sus ropas y, desnudo como su desdichada madre le trajo a este mundo, se zambulló en las seductoras aguas.
Despues de dar con sumo placer unar cuantas brazadas y sumergirse varias veces en las refrescantes y cristalinas aguas del rio, Arturo decidió bucear cerca de donde la cascada rompia en una especie de poza, fluyendo de esta la corriente que se deslizada por el cauce. Allí, sin tan siquiera sospecharlo, al joven monarca le esperaba uno de los encuentros mas maravillosos e importantes de su vida. Al principio sus ojos no vieron nada en las brillantes y agitadas aguas llenas de burbujas de aire. Despues, poco a poco, casi sin darse cuenta, una figura se fue perfilando en el agua, ascenciendo entre las turbulencias de aire y liquido. Una figura humana de mujer. Esta al comienzo parecía...¿como decirlo? hecha de agua. Lentamente el juego de las luces del fondo de la poza fue descrubiendo un bello y joven cuerpo de muchacha, desnuda como el dueño de la Espada del Rey. Como en un sueño, la joven parecio al llegar al lado de Arturo hecha de carne y hueso, pero vestida de luz, agua y aire. Cuando el hijo del Rey Uther surgió en la superficie, no daba credito a sus ojos, ahora la chica parecia flotar de pie sobre el rio, secos sus bellisimos ropajes verdes, azules y blancos. La aparicion de dorados cabellos y sus ojos luminosos de un indescrilptible color a juego con su ropa miraba sonriente a Arturo y su boca dibujó en su hermoso rostro la mas encantadora y resplandeciente de las sonsrisas.
-No temais, Arturo, estoy a vuestro servicio.
Dicho esto, camino sobre las aguas y se quedo de pie esperando en la orilla, al lado de donde estaba la espada del Rey Peregrino.Arturo fue saliendo poco a poco del rio y se situo maravillado fente a la extrña joven cuya mirada le hacia sentirse enigmaticamente sereno y confiado. Ella recogio a Sin Nombre del suelo y la desenvaino con un gracil y elegante gesto. La sostuvo apoyando su punta en la hierba y sujetando con sus delicadas pero fuertes manos la empuñadura.
-Rey Peregrino, os aseguro que mientras y este con vos, Morgana no podrá jamas apoderarse de Excalibur. Os doy la palabra de Nimué, la Dama del Lago.
El Pendragon no entendio la que la mujer la decia.
-¿Quien decis que quiere apoderarse de mi espada? y...¿Como habeis llamado a Sin Nombre?
La llegada del halcon Merlín fue tan inesperada como oportuna. Posandose en el hombro izquierdo de Arturo dijo con suave, pero acerada voz:
-Nimué...
-¡Por supuesto -exclamo la joven con alegre voz-¡se me olvidaba! Arturo, hacedme el favor de olvidar lo que os he dicho.
-¿Olvidar? ¿que tengo que olvidar?
-Eso es -dijo la Dama del Lago. mientras los ojos de Merlin brillaban con alivio.
-Arturo -dijo el halcon- te presento a Nimué. A partir de ahora nos acompañara en nuestro peregrinaje por las Nieblas de Avalón.
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