Mi amiga se separó
Luego de tres años, Diana rompió con su pareja y estaba muy deprimida. Se sucedieron largas charlas, almuerzos y cenas en donde yo la acompañaba y –sobre todo- la escuchaba. Pasados varios meses comenzó a sentirse mejor. Siempre me agradeció el haber estado a su lado en un momento tan difícil.
Entonces decidí hacerle una propuesta con connotaciones eróticas para mí. Y tal vez para ella. No lo sabía. La invité a bailar salsa un fin de semana, para divertirnos un poco. Ella aceptó entusiasmada, "pero no sé bailar salsa" me dijo. Le dije que el mismo sábado a la tarde pasaría por su casa a enseñarle. Luego iríamos a una disco.
Cuando llegué me llamó la atención que me recibiera con un mínimo short de jean y una remera ajustada de escote pronunciado que insinuaba sus tetas voluminosas. Me sirvió un café y conversamos un rato. Después, puse música y anuncié que comenzaría la lección de baile, le dije que nos descalzáramos para estar más cómodos.
Comencé a darle indicaciones mientras nos movíamos al ritmo de la música. Por momentos la tomaba de la cintura y la atraía hacia mí. Ella se reía, parecía estar pasándola muy bien. Poco a poco comencé a hacer apoyar mi cuerpo en el de ella, a frotarlo levemente. Ella se dejaba hacer y respondía haciendo lo mismo. Luego me atreví a apoyar mi bulto sobre su muslo y ella se puso de espaldas y me apoyó la cola sobre la pija, que ya se me empezaba a endurecer.
Nos movíamos con sensualidad, de manera cada vez más provocativa, hasta que nos fuimos acercando, pusimos nuestros cuerpos en contacto y nos besamos con hambre. Del baile pasamos a un abrazo, a nuestras lenguas acariciándose, a nuestras manos tocando y acariciando.
Le quité la remera, luego le bajé el short y su tanga blanca. Ella, con desesperación, me quitó la camisa, luego se arrodilló y desabrochó mi cinturón. Me bajó los pantalones y el boxer, tomó mi pene con la mano, lo apretó con fuerza y se lo puso en la boca. Comenzó a chupar de manera ansiosa, dando pequeños gemidos. Su saliva cubría mi pija y yo sentía su lengua que se movía como una pequeña serpiente. La tomé de la cabeza y la empujé para que se la tragara por completo, ella se quedó quieta, con toda la verga dentro de la boca, con el glande en la garganta. Sólo reanudó sus movimientos cuando mi mano dejó de presionar. Llegó un momento en el que chupaba con desesperación, moviendo su cabeza adelante y atrás. Por momentos me lamía el glande y me acariciaba los testículos. Luego volvía a tragarla con hambre apasionado.
En el momento de eyacular la tomé del pelo con firmeza mientras el semen explotaba dentro de su boca. Gemí y suspiré deshaciéndome en un orgasmo que me electrificó el cuerpo. Ella se sacó la pija de la boca ,tragó la leche y me dio un beso en la punta. Todavía sonaba el ritmo tropical de la salsa.
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