Los editores me dicen: “Escriba lo que el público quiere leer”
El vecino del 5to, aficionado a mis escritos opina: “Lo bordas cuando escribes con morbo”
La dependienta de la tienda me aconseja: “Nunca dejes de escribir con finales felices”
El intelectual que sigue mi blog, me recomienda: “Metafísica y filosofía del positivismo, es lo que tienes que abordar”
El ingeniero industrial con dos masters, me orienta: “Mucha información comprobada y citas ingeniosas de científicos, eso falta”
Mi médico de cabecera que me lee, sugiere: “No tanta ironía, ni suspicacias subyacentes, que eso hace mal al hígado”
Un pariente lejano me envía un SMS diciendo: “Muy cool bro, pero más miseria, más mierda, más realidad cruda, sangre, caca, pero abundante”
Un contacto político que lee mis tuits, me advierte: “Hombre, no te metas tanto con mis correligionarios. Ya bastante tenemos con La Sexta”
Una admiradora tuitea: “Sos lo más. Te quiero Enri. Genio!”
Un detractor desconocido apunta: “Siga metiéndose con los de la ultraderecha y es diana de un proyectil perdido”
El corrector de escritos juzga: “Las elipsis no son correctas, las metáforas están diluidas y hay leísmos por todos lados. Revise y vuelva a enviarlo”
Mi mujer valora con su aplastante lógica: “No todo lo que escribes es bueno, es más, creo que se salva un 5%, el resto lo tienes que rehacer”
Solo, metido en la cueva del escritor, allí donde degluto vidas, las mezclo, las troceo, las rearmo, tocan la puerta y asomando la nariz, mi conciencia me expone su visión: “No todo es bueno, pero el resto es muy bueno, no dejes de usar el humor, escribe lo que sientes. Por encima de todo eres lector y ante esto, lo que escribas hazlo para ti” cerró la puerta y desapareció.
Por la ventana un grupo de musas se congregan y me hacen señas para que las deje pasar.
Una de ellas se acerca a la pantalla y lee para sí, lo que voy escribiendo; se tapa la boca y mirando a sus hermanas hace un movimiento con la cabeza.
Todas al unísono me cantan: “¡Esto es un asco!, ¡Tíralo a la papelera! Con nosotras no cuentes para escribir esto” dan media vuelta y huyen despavoridas.
Miro la pantalla y leo lo escrito:
Mañana comprar:
chorizos, solo 3
papel higiénico,
tomate frito de oferta,
compresas,
lejía,
jabón para el cuerpo,
media docena de huevos,
vino del barato
…
Ahora mi cabeza es un lío, mejor me voy a dar una vuelta y despejo dudas, porque alguno debe tener razón… ¿O acaso todos?
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