Denunciar relato
Sin conciencia,
pero con cierto sentido
de la ebriedad tenue
que el sol mece
en mi mente,
bebo del veneno arrancado
de la luz
de un extracto de niebla nocturna.
Y me subo
en la espalda de la vida
de un salto
para mirar
lo que se cuece
al otro lado.
El tiempo se disuelve
desde que es tiempo,
y lo que permanece
es el tiempo que está por llegar,
lo no vivido,
la supuesta nada.
Pienso en mí,
que a veces
he estado tan solo
que hasta
a la bendita soledad
se le han saltado las lágrimas,
Y pienso también
en la soledad,
que al fin y al cabo,
me ha ayudado
a escribir
la mayor parte
de éste
poema.
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