Ensayo: ¿Hay alguien allí?

¿HAY ALGUIEN ALLÍ?

(There is someone out there?)

Soy Enrique Mondaini Ludueña, alias DCarlesML, el Águila Azor, DeCé, Ermúz Razqit o el Escritor Maldito, de 62 años con 11 como escritor profesional.

Y me pregunto hoy:

Esta pregunta me le he hecho esta madrugada mientras revisaba el último de los cuentos producidos, el número 74 de lo que va de estos últimos 6 meses.

Iba dirigida a las Editoriales y Agentes Literarios, que por simple lógica no estaban en mi presencia, ni tampoco creo que ninguno estuviese despierto a esas horas, en que solo los insomnes y los que hacemos arte solemos estarlo.

Son “nuestras horas mágicas”, en que las Musas caminan por las calles libremente buscando al escritor, el pintor, el escultor o el músico que desvelado por la urgente necesidad interna de crear, no duerme.

Con la ayuda incondicional del café y el tabaco, pasaba revista a este último tramo de medio año:

75 cuentos, relatos breves y microrrelatos producidos y publicados.

4 redes de publicación libre: Café de Escritores, Falsaria, Club de Escritura, Corto Relatos.

1 blog en Blooger: www.isocratesvadir.blogspot.com

1 proyecto de edición frustrado por falta de capital: Proyecto-Vook-Segre

2 obras completas editadas y en venta en Amazon.es

Presencia en Facebook, Linkedin, Twitter, Instagram, Pinterest, Tumbrl y Google Plus.

Según el registro que llevo, en estos 6 meses he cosechado:

969 lecturas en Falsaria.

2431 lecturas en el Club de Escritores.

722 lecturas en el Café de Escritores.

703 lecturas en Corto Relatos

695 lecturas en mi blog.

1138 comentarios en el total de las redes de escritores en que actúo.

16 comentarios con críticas adversas en los 1138 totales, un 1,4% negativo contra el 98,6% positivo.

12 participaciones en diversos certámenes de escritores de habla hispana.

Sin dudas que hay miles de escritores como yo haciéndose esta misma pregunta, pero no sé a ciencia cierta cuántos hacen público su reclamo, el de ser tenidos en cuenta por su producción y aceptación entre el público que lee las obras.

La producción de arte es una de las más despreciadas por los capitales que invierten, aunque son estos mismos los que se abalanzan sobre las obras de los reconocidos y hacen que se paguen sumas fuera del alcance medio. Por lo tanto no hay inversión en los desconocidos y sobrevaloración especulativa en los que sí lo son. Un despropósito a todas vistas.

Los Malditos Mercados, esos que dominan la escena mundial dentro del marco económico, los que dictan las modas y los accesos a los productos que son beneficiosos para sus abarrotados bolsillos, son absolutamente insensibles hacia el artista, sea de la rama que sea, tenga o no un prestigio hecho a pulmón cada día, cada noche sin poder dormir.

El arte está desprotegido en esta sociedad.

El escritor, el pintor, el músico o el escultor aportan diariamente a la cultura global, un nuevo eslabón a la larga cadena de la búsqueda de la excelencia, da su alma e inspiración para que las personas que no pertenecen a este colectivo, no abandonen la sensibilidad, los sentimientos, los placeres visuales, las bases de la ética personal que forma la moral humana; da pie a la revolución de los sentidos y son estos los que con el razonamiento ayudan a que el ser humano evolucione.

El arte es esencial junto a sus dos aliados, la filosofía y el razonamiento, para tal evolución, sin embargo en el sistema educativo son dejados de lado y hasta negadas como imprescindibles en el desarrollo de la mente.

Pero el dinero, los valores materiales, la especulación, la manipulación, la dominación y sometimiento humano, sí que son materias importantes. Me dirán que no las ven como tales e incluso que no están presentes el manipular o especular, pero si analizan las intenciones con que se educa o instruye, verán claramente que el materialismo, en su método de conseguirlo y conducirlo, son las bases en las que se sustenta todo cuanto se enseña.

Los valores inmateriales solo sirven si dan ganancias materiales, de lo contrario es un “hobbie”, un pasatiempo, una profesión que no da rendimientos, un “capricho”; a pesar que solo uno de los “caprichos” pintados por un Dalí o Picasso se cotizan en millones de euros.

La inspiración de la que hizo uso Pablo Picasso o Salvador Dalí, no difiere de la que utiliza un pintor que vende sus obras para comer ese día, por un par de euros. La obra de un Borges o Cortazar, tuvieron la misma fuente de donde beben los escritores que “mueren” de hambre y no hay distinción de calidades, solo marca tal distancia el mercado que les entrona como ídolos o íconos sagrados; porque son redituables, generan dinero.

Con este comentario no desprecio a grandes artistas, solo busco equilibrar la balanza de los creadores de cultura. Porque tanto aportó Julio Cortazar con Rayuela o Prostibulario que cualquiera de los buenos escritores de una red, anónimo, solitario, desposeído.

¿Hay alguien allí afuera?

¿Alguien que me responda desde los Mercados y me explique que estoy equivocado?