El Largo Adiós.( 2ª Edición)

                 Pronto cesaría tanto dolor. Dentro de muy poco, en un fugaz instante, el profesor pondría fin a aquella triste historia de amor vivida en soledad. Para él todo terminaría, el deseo, el miedo, el sufrimiento de aquella loca y ridícula fantasía.

                Anochecía ya tras la ventana del estudio, la larga carta de despedida ya estaba terminada y solo era cuestión de segundos enviarla a su inocente destinataria.

                No. No había otra manera de dar fin a aquella agonía de pasión imposible. Atrás quedaban ya cincuenta años de peregrinaje por este mundo absurdo y cruel. Lejos se perdía toda esperanza de dar sentido a cada latido de su cansado corazón.

                El suicida apagó la luz del escritorio tras enviar su largo adiós, contempló como la oscuridad iba adueñándose del paisaje y se voló la cabeza de un disparo. El último destello de luz murió en el horizonte.

                Amanece despacio, suavemente. Las primeras flores de la primavera resplandecen tímidamente al ser acariciadas por los rayos del sol. Una adolescente llora en silencio mientras borra una larga carta de amor de su correo electrónico.