The Last Day

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Es la tercera vez en el día que intento ser coherente conmigo mismo.

No lo consigo; me pierdo en dilaciones estrafalarias y deseos primitivos.

No puedo concentrarme; me han dicho que es normal por la medicación.

También me dicen que es normal a mi edad, como si tuviese noventa años.

Algunos solo me miran con gesto de lástima, dan media vuelta y se van.

Otros llegan de visita inesperadas, se sientan en los sillones y me observan.

Sigo aquí, quiero decirles, pero luego se me van las ganas de hacerlo.

Ha venido tarde, se quedó a mi lado, intenté decirle como estoy, solo atiné a levantar las cejas y la voz no salió. Luego se fue con una tristeza que no me gustó. El sueño pudo más y me dormí pensándole.

Por la mañana me pusieron algo en el suero, me siento bien.

Llega mi yerno y mi hija, solo me miran y se van a hablar afuera.

No tengo ganas de hablarles, solo le espero y no llega.

Una canción de los ’80. La escucho y se me escapan las lágrimas, es nuestra canción.

De pronto me doy cuenta, la letra lo dice, lo anticipó hace diez años, eras mi último tren, no dejé de tomarlo, me subí a tu vida y te viví.

No llega y se hace tarde, escucho que el tren está por partir.

Entro en ansiedad, quiero verte, quiero que llegue antes que el tren parta.

Ya es tarde… el tren echa bocanadas de humo que empañan mi vista, lo siento me tengo que ir.

Escucho la última llamada, pongo un pie en el estribo del vagón, me tomo del pasamanos… ¡Has llegado!

Le dije hace unos momentos a mi hija:

No llega, quiero verle.

Salió a ver si llegabas y vino trayéndote a la carrera.

Te miro y me llevo tus ojos, tu tristeza, tu adiós. El tren se pone en movimiento.

Me aprietas la mano, pero es inútil, sabes que debo partir, déjame ir por favor.

Sueltas mi mano en el momento justo en que parto, me voy mi amor, me voy.

Adiós, fue hermoso vivir a tu lado.

Te sigo viendo, ahora cierras mis párpados, te abrazas con ellos, no lloras, las lágrimas nunca fueron tu debilidad.

Ahora estás allí, otra vez debo irme, no me dan más tiempo, quiero que sepas que estaré siempre a tu lado por más que me vaya. Soplo sobre una flor y esta cae a tus pies. La levantas y por primera vez desde que el tren partió, me hablas, me pides perdón, ahora lloras, quisiera enjugar tus ojos, pero me voy.

Te quedas solo.

Nos volveremos a ver, fue nuestra promesa y la cumpliré.

 

Adiós mi amor, adiós.

 

Me abracé al su féretro, clamé a los cielos, sequé el mar de mis lágrimas, me hundí en lo más profundo de la realidad. Regresé destrozado, sin ti, sin nada.

Todo terminó tan rápido, tanta culpa cargo, tanto dolor siento.

Ahora eres parte del jardín. Allí estará tu cuerpo, ese que amé hasta el hartazgo, pero tu alma es libre. Tú no estás aquí.

Me voy del cementerio, juro no volver nunca más. No me perdonaré en la vida haber tardado tanto en llegar esa mañana, tú última mañana.


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