EN EL CALOR DE LA NOCHE
Por Adelina Gimeno Navarro
Enviado el 20/07/2017, clasificado en Adultos / eróticos
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Después de aquel día tan agotador en el que el sol había calentado a su antojo, sin dar tregua, era ahora en el presente amanecer cuando el sofoco seguía en su cuerpo. Mandi se asomaba a la ventana, apenas veía desde allí a cuatro jóvenes que perdidos en el tiempo quedaban descarriados por la piscina. Aquellos personajes festivos eran los últimos de aquella fiesta a la que había asistido y que ya hacía dos horas que había terminado. Ella ya llevaba cuatro descansando de su cómoda cena con Luis, vacía de toda clase de excesos, descansada de alteraciones nerviosas y desierta de cualquier estimulo. No era que no lo necesitase, pero el conservador de su acompañante en aquella noche, aún siendo ella quien corrió con todos los gastos de aquella velada, no pronunció la palabra lujuria en toda la noche ni para a hacer un gracioso chiste. Estaba claro que pudiera ser que ni él mismo tuviese necesidad de llegar hasta aquel punto, por edad o situación, pero ella la señora, como la habían llamado en la mañana, cuando puso su cuerpo a broncear, le apetecía amortizar el gasto económico que resultaba de aquella escapada a la paya en un fin de semana en la que nadie la iba a notar a faltar. Su abanico se esforzaba en darle el aire que le comenzaba a faltar, cuando de pronto, descubrió saliendo del restaurante hacia la orilla de la piscina a un galán que con su copa en la mano miraba hacia arriba, fijándose y no por casualidad en el balcón de su departamento. No podía creérselo Sergio se había acordado y ella lo había olvidado, aquel chico que la había titulado como señora por la mañana, mientras embadurnaba su espalda con la crema solar, no olvido la cita burlona que ella misma había montado para no violarlo en aquel preciso momento. Cuando devolvió la vista a sus ojos librando de la fantasía a su mente, descubría que el adonis perfectamente dotado de cuerpo y mente, había desaparecido. Escuchando como golpeaban la puerta acto seguido a darse la vuelta para volver del mirador a la habitación. Posponía la voz de “Adelante” mientras su cuerpo se estremecía al evocar a sus sentidos aquellas manos resbalando sobre su cuerpo, pensando como abarcaba su cuerpo, cuando estando mostrando su espalda, las manos de aquel hombre joven se anclaban en su cintura. Un largo soplido se escapó de su interior, siendo esa la causa de que Sergio entrase en la habitación, contribuyendo a que los sentidos de Mandi fuesen activados al completo. Sentía un estímulo en cada punto estratégico de su femenino y adulto cuerpo. Mientras él, se acercaba a ella posando su mano fuerte y joven en su sudorosa nuca, acercando su cabeza de aquel modo tan sensual tan cerca de la suya, que Sergio notaba su agitado aliento. Y ella algo que no quedaba en tan alta posición. Pero ahí no terminaría todo, su otra mano, la izquierda, recorría toda la espalda de Mandi usando la acción que utilizó en la mañana, pero esta vez con su receptora vestida con aquel camisón de seda que sustituía a la crema contribuyendo a que el masaje fuese completo y placentero para los dos. Sin duda todo no quedaría en aquel acto, sin dudarlo no sería así, pero la duda queda para la imaginación, para que lo erótico de la escena pueda quedar sutil y mágico. Encontrando en la magia nuestra mejor arma de seducción. Hacer volar ese don de pensar y seguir dando vida a los sentidos, que aunque parezcan dormidos, siempre que los evocas se presentan en tu cuerpo, como un olvidado acto de recibir la crema para que el ardiente sol no nos queme.
©Adelina GN
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