Sana relación 3

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Que maravillosa experiencia, la vida no sería nada sin el amor, convencido estoy que la mayoría de los éxtasis de nuestros místicos son realmente experiencias sexuales en soledad, el clímax convertido en oración, el onanismo involuntario, la libido reprimida, el orgasmo celestial.

Nos besamos tiernamente abrazados, en ese momento oímos unos pasos trotando alegremente, no podía ser más que Aglaya, y efectivamente era ella, salio a la terraza sin vernos y loca de contenta gritando que había aprobado el examen, ya tenía carnet de conducir. Por fin nos vio desnudos y abrazados, se paró algo desconcertada, su rostro cambio y de una risa ingenua de alegría paso a una insinuante y picara sonrisa. Nos observo detenidamente, nosotros la dejamos hacer, cuando ya tenía asimilada la situación se le iluminó la cara y dirigiéndose a Nastasia le dijo que le parecía injusto, hasta ahora lo habían compartido todo y Julien, ya lo habían hablado, era para las dos.

-Y lo es tontina -contesto Nastasia- solo estamos en el aperitivo.

Yo no sabía que pensar, he tenido una amplia vida sexual, pero jamás había vivido una situación como esta, parece que se me presentaba un reto del que no sabía si saldría airoso, pero estaba deseando comprobarlo.

-Sacad unas cervezas, voy a ponerme cómoda -dijo Aglaya- En un momento vuelvo.

Como ya me sentía de la casa, fui yo al frigorífico a por tres Baltikas bien frías, salí y esperé disimulando la impaciencia por la vuelta de mi traviesa amiga. La recibimos con verdadera alegría Nastasia y yo, apareció con un cortísimo vestido, amplio y cómodo, pero que mas parecía una prenda de torso que un vestido completo. El vestido era blanco, no tenia mangas pero si un gran escote, y las braguitas, que era imposible no exhibir con tan menguada prenda, eran del mismo color, realmente Aglaya es el erotismo personificado.

Ahí estaba yo, una preciosa terraza con abundante vegetación, dos hermosísimas mujeres dispuestas a no dejarme una gota de mi esencia viril y todo el tiempo para disfrutarlo. Nastasia comenzó a atacar por el flanco derecho, introdujo su lengua en mi oreja, mordisqueaba mi lóbulo y a la vez acariciaba mis testículos. Aglaya copio la idea, mi oreja izquierda sintió su lengua y con la mano comenzó a masajear mi pene que ya había recuperado toda su firmeza, yo acariciaba sus turgentes pechos, comencé a chuparlos con avidez pasando de una hembra a la otra con la codicia de un usurero. Aglaya no pudo contenerse y acerco su boca a mi pene, se lo trago irremisiblemente, lo succionaba con glotonería, tuve que sujetar la cabeza para que sus movimientos fueran un poco mas calmados, yo volvía de una batalla repentina y ahora quería disfrutar cada segundo, necesitaba gravar en mi mente todos y cada uno de los momentos para poder levantar acta de su veracidad.

Nastasia, sintiendo la sana envidia de todas las hermanas, y se lanzo a saborear del mismo plato del que comía Aglaya. Como dos consumadas felatrices atacaron cada una en zonas diferentes, mientras la tierna juventud engulle el bálano con fervor, la experimentada madurez realiza una acción más sofisticada lamiendo desde el escroto hasta donde lo permite la fraternal boca de Aglaya, cada una con movimientos diferentes pero totalmente sincronizados.

Consiguieron que de ateo pasase a ser fiel creyente, tanta buenaventura tiene que ser obra divina.

Mis manos recorrieron sus espaldas bajando por ellas hasta alcázar los húmedos sexos y comenzó un simétrico jugueteo, tratando de ser imparcial al repartir placer, así estuvimos unos minutos y tratando de retrasar la eyaculación que martilleaba mis testículos, cambie de posición e hice que Nastasia se tumbase hacia arriba y con las piernas abiertas y Aglaya hiciese lo mismo pero encina de su hermana con el fin de que sus pubis coincidieran en la verticalidad, le pedí a la menor cierta oblicuidad para poder ver sus rostros, yo me arrodille entre sus piernas y comencé a lamer el esfínter, vulva y clítorios de Nastasia, y continuando el recorrido por el esfínter, vulva y clítoris de Aglaya, lo hacía levemente, apenas rozando con la punta de la lengua. El viaje lo hacía de abajo a arriba y de arriba abajo, las oía gimotear de placer hasta alcanzar el orgasmo. Manteniendo ellas la misma posición me incorporé y comencé a penetrarlas haciendo el mismo recorrido que anteriormente hizo mi lengua, comencé con el ano y vagina de Nastasia, y continué igual con Aglaya. La maniobra la repetí varias veces, acariciaba los pechos de mis beldades con ternura. De repente un movimiento espasmódico empezó a recorrer mi pelvis acompañado de una presión testicular y un irrefrenable cosquilleo se apoderaba de mí, provocando un inefable placer que ha de ser lo más parecido a atravesar las puertas del cielo. Ellas no permitieron que se perdiera ese maravilloso elixir y rápidamente se incorporaron, chuparon mi verga repartiendo como buenas hermanas la lava que brotaba de mí Vesubio en erupción.

Los tres nos quedamos durante unos minutos en una situación de arrobamiento difícil de describir, Aglaya me atrajo adelantando su pueril cadera con un gesto alegre y deliciosamente obsceno, nos besamos amorosamente juntando las tres bocas con sus respectivas lenguas y saboreamos nuestra lubricidad apasionadamente. Al fin nos soltamos y planteamos una cuestión más prosaica.

-Hemos de reponer fuerzas, nos merecemos una comida -comento Nastasia- así que desnudos como estamos nos ponemos los delantales y vamos a preparar una típica comida rusa.

Dicho y hecho, al rato estábamos degustando una sabrosa sopa fría de remolacha llamada “Borsht” y unos pastelillos de pescado de nombre “Kulebyaka” acompañado de la autentica ensaladilla rusa “Salat Olivier” En el vino no quise arriesgar y saboreamos un exquisito “Utiel-Requena”

-Entonces, a partir de ahora y disponiendo de carnet de conducir ya no hará falta que os traiga de vuelta a casa -dije yo.

-Al contrario a partir de ahora nos veremos más, porque vamos a ir a tu casa a por ti -dijo con autoridad Aglaya,

Y así fue, nuestras voluptuosa lascivia continuó al siguiente fin de semana, ya en mi casa, pero eso es otra historia.

 


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