"Abierto" a nuevas experiencias

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Tras terminar un curso de masajes escribí un correo a un spa urbano que me pillaba cerca. El dueño me contestó y me citó para una entrevista. Me cogió sin problemas. Quién no lo haría en su sano juicio. Un masajista gratis. Era un contrato de prácticas y no me pagaban una mierda.

Me planté allí y me dieron el uniforme. A parte del dueño, allí trabajaban dos chicas. Una rubia gordita y una delgada morena que tenía pinta de mística. 

Por las mañanas había pocos clientes con lo que practicábamos entre nosotros. 

- Vente que vamos a practicar el masaje anticelulítico - me dijo la morena

Me metí con las dos chicas en una de las salas. En ella había una camilla, una mesa con aceites de todo tipo, toallas y poco más. Primero me tumbé yo y la rubia me dio el masaje, para que viera más o menos como era. 

- Ahora te toca a ti - me dijo

Y se tumbó la morena. Se desnudó por completo dejándose puesto solo el tanga que llevaba. Comencé a practicarle el masaje. Toda la pierna. 

- Pero tienes que llegar hasta arriba. Todo el glúteo - dijo la rubia

Comencé a masajearle el culo entero prácticamente.

- Así que en este masaje hay que sobar al cliente - les dije

- Si. Como lo estás haciendo. Puede resultar algo incómodo, pero tu eres gay, ¿no? - me dijo la morena

- ¿Qué te ha echo pensar eso? - le dije - No soy gay -

La morena se empezó a poner algo tensa. Por lo visto estaba tranquila conmigo tocándole todo el culo porque pensaba que era gay. Ahora ya parece que no le gustaba tanto que yo la sobara. Para mi resultaba agradable.

- Pues Jordi se va a llevar una desilusión - 

Jordi era el dueño y al parecer un pedazo de bujarrón. Y todos habían pensado desde un principio que yo era gay. 

Un día, a última hora las chicas ya se habían ido y solo quedábamos Jordi y yo. 

- Uff, vaya día. Necesito relajarme. Me voy a dar una sauna y un jacuzzi. ¿Te apuntas? - me dijo. Yo no tenía nada que hacer así que acepté.

Cerramos el local y nos fuimos al vestuario. Nos desnudamos. Yo me puse el bañador. El se quedó en pelotas. 

- Quitate el traje de baño si quieres que ya no hay nadie - me dijo

- No, prefiero quedarme así -

Nos metimos en la sauna. El se cubrió sus partes con una toalla. 

- Qué a gusto verdad. No hay nada como relajarse después de un día de trabajo. ¿Entiendes? -

- Si, te entiendo -

- No me has entendido. ¿Tu entiendes? -

- Depende del tema -

- Sigues sin entenderme. Vamos al jacuzzi -

Salimos de la sauna. Se quitó la toalla y se metió al jacuzzi. Tenía una pequeña erección. Nos tumbamos uno enfrente del otro. Se levantó para tumbarse a mi lado. Su erección era ya completa. Me rodeó con su brazo y se estiró, dejando a la vista por unos segundos su miembro a punto de estallar. 

Acercó su cara a la mía, pero le hice la cobra. Me dió un poco de grima. Se quedó tumbado y decaído. Parece que le dolió el rechazo. Entonces le cogí el miembro con la mano y comencé a masturbarle. Nunca lo había echo con un hombre. A todos los efectos, yo era virgen. Pero para mi sorpresa, a mí también se me puso dura. Él comenzó a masturbarme y se metió mi miembro en la boca. 

Nunca me la habían chupado como lo estaba haciendo ese sujeto. Sabía perfectamente lo que yo quería en cada momento. Le tuve que sujetar la cabeza para que parara porque estaba a punto de correrme. 

- Ahora me toca a mí - le dije

Me metí su miembro en la boca y se la chupé durante un buen rato. No me resultó desagradable. Me encantó, de hecho. Estaba poniéndome a cien. Le dí la vuelta y le penetré el ano. Lo pedía a gritos. Mientras, le masturbaba con mi mano derecha. Le envestía y envestía. 

Al cabo de un rato:

- Ahora te toca a tí - me dijo

- Cuidado, es mi primera vez -

- Tranquilo - 

Me chupó el ano y me metió primero la puntita. Y fue incrustándola cada vez más. Me dolío muchísimo. Me estaba resultando muy desagradable. Pero aguanté. Y llegó un momentó en que el dolor se fué y me inundó un placer que nunca antes había experimentado. Para entonces todo su miembro estaba en mi interior. Mientras me daba me masturbaba, hasta que llegamos al clímax a la vez.

Qué placer. Qué sensación. No soy gay y no he vuelto a estar con un hombre. Pero nunca he podido olvidar esa sensación tan distinta y plancentera...


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