La casa de mi sueño

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 la casa de mi sueño

Mi sueño es vivir en un pueblo pequeño rodeado de frondosos árboles, e impregnarme de sus aromas al inspirar su aire puro y limpio, poder sentir el cantar de las aves y su revoloteo, y así poder visualizar los rayos de luz deslizarse entre esos pequeños espacios, que quedan entre las ramas entre las que se pasan los destellos de la luz, como si fueran los espejos, los estuvieran reflejando pequeñas estrellas centellean contra el suelo.

Conversar con los vecinos con toda familiaridad y caminar por sus calles sin apenas ser transitadas a esas horas por los vecinos, subiendo sus calles empinadas y así desde la zona alta, visualizar sus tejados de la zona baja incidir el sol y sus brillantes reflejos.

  Una vivienda luminosa con grandes estancias, un voluminoso comedor con su fuego a tierra, que a su vez sirva para mantener caliente las estancias, sentarme dela del en compañía de familiares, vecinos o amigos, mantener conversaciones de los acontecimientos pasados en nuestras vidas de los momentos felices, mantenerlos frescos y así no dejarlos  caer en el olvido, esperando del futuro que sea igual si no mejor que hasta ahora lo vivido.

A la salida al patio, que tenga encima de la puerta un emparrado de uvas blancas dulces como la miel, que forme a su vez una tupida sombra formada por sus ramas y su follaje el cual forme un espeso manto y tupido que deje pasar los rayos de luz muy tímidamente entre sus mínimas separaciones, la que a su vez nos servirá de sombra en las horas calurosas del verano, poder sentarme plácidamente sobre un mecedora y sentir la brisa que recorre mi cuerpo plácidamente y transportarme a un ligero sueño.   

Sentirme rodeado de esas personas afables y sentarme a lo largo de algunas de las horas del día, en uno de esos bancos pintados de un azur mar, que hay alrededor de esa inmensa arboleda que bordea todo el pueblo.

Y así conversar con alguno de los vecinos que se encuentre en mi misma situación, de deleite y descanso bajo la sombra de esos esbeltos arboles, que nos cobijan con su sombra del sol de las mañanas o los atardeceres calurosos, pudiendo dialogar con un cierto frescor sin necesidad de sentirnos agobiados.

Hacer mis paseos mañaneros, recorriendo la hermosa arboleda pudiendo respirar  la mezcla de olores, que desprende a resina, jazmín, almizcle y no sé cuantos olores más y así inhalar toda esa mezcla de olores que dejan escapar, percibiéndolos en mis paseos por el interior de tan hermoso paraíso.    


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