Unas pequeñas vacaciones 1º parte

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Unas pequeñas vacaciones

 

Para Semana Santa, los padres y los dos hermanos se van de vacaciones a la casa que tienen en el pueblo, de cual, remanece la madre, como viene sucediendo desde hace algunos años, en esa época del año en el entorno familiar.

El día que llegan al pueblo, los dos hermanos se sienten inmensamente felices, para ellos es como si hubieran alcanzado el cielo, al sentir la libertad, en todos sus movimientos, sin que nadie se preocupe, ni entorpezca, sus correrías, por las calles, ni siquiera los padres.

El primer día, nada más que llegar, estacionan el vehículo, en la puerta de acceso de la cochera  para abrir la puerta y acceder al interior, en la que nada más, que entrar nos encontramos con un viejo techo de vigas de madera y uralita, al fondo con el brocal del aljibe, protegido con una reja de hierro forjado y una carriola actualmente en desuso, el agua de su interior no se utiliza si no es para limpiar el suelo o regar las plantas que solemos tener el poco tiempo que estamos allí, la otra mitad del corral se encuentra al descubierto por el que entra el sol y una perfecta claridad durante todo el día.

Los padres empiezan a descargar él equipaje y van dejando las maletas repartidas por las distintas instancias de la vivienda, de pasada, van haciendo un primer reconocimiento ocular por el interior de la misma, para así ver los desperfectos que se han podido producir, durante el tiempo que ha permanecido cerrada la casa.

Con toda naturalidad la madre, empieza a destapar los muebles y a continuación procede a la limpieza de las estancias, comprobando que todo funcione correctamente y que no hay desperfectos, mientras tanto los dos hermanos, aprovechando que los padres están ocupados se escabullen sin que nadie reparen en su ausencia.

Y así, comienza la aventura, al hacer su primer reconocimiento del terreno, para un posterior asalto teniéndolo todo ya planificado, se miran el uno al otro y como si lo hubiesen hablado con anterioridad, se encaminan hacia la tierra del descanso, encontrándose con la puerta cerrada.

José, le dice a Pablo, bueno no nos queda más remedio que dejarlo para mañana, Pablo comprueba los horarios y le dice a José bien volveremos mañana, ahora nos iremos a la casa se nos está haciendo tarde.

Cuando ya estaban cerca de la casa se encontraron con Pepe un amigo, que reside todo el año en el pueblo, cuando Pepe los ve se acerca y saluda a los dos hermanos hola me alegro de veros habéis vuelto, otra vez nos volvemos a reencontrar Pablo le dice a Pepe bien, mañana si te parece nos vemos, ahora veníamos de la tierra del descanso y nos hemos encontrado con la cancela echada y no hemos podido entrar, así que  mañana pasaremos por la tierra del descanso y después nos gustaría, dar una vuelta por el pueblo.

 

 

Ansanso


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