Unas pequeñas vacaciones 2º parte

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Al día siguiente, se encontraron en la puerta del descanso tal y como habían quedado, atravesaron la puerta y empezaron a caminar a través de las callejuelas, observando que todo era tal y como ellos lo recordaban y de que no había cambiado nada, siguieron sin parar hasta que llegaron frente la tumba de los abuelos y bisabuelos, entonces y solo entonces, sintieron la necesidad de quedarse quietos, inmóviles, como si de una estatua se tratara, solo eran capaces de mover esos dos relucientes esmeraldas, que tienen debajo y esa despejada frente y que acompaña a ese corte especial de cara que hace resaltar su guapura en su rostro una esbeltez congénita, una vez que vieron que todo estaba entero y en su sitio decidieron marchar a dar una vuelta por el pueblo.

José le dice al hermano y al amigo y ahora que hemos podido ver que todo está bien, que queréis que ágamos ahora nos damos una vuelta por el pueblo, que Pepe nos enseñe lo que han hecho nuevo, Pepe les contesta de acuerdo, os llevare a la zona de la piscina y veréis como han arreglado la fachada de la casa, que el año pasado estaba medio caída, “os acordáis o no” si, si, nos acordamos, vamos a ver qué es lo que han hecho.

Cuando los tres estuvieron frente la casa, los dos hermanos se quedaron boquiabiertos, cuando pudieron ver lo que realmente había escondido debajo del viejo enlucido, pudiendo apreciar el estilo de los ventanales y los arcos de las puertas semicirculares de los siglos XII, XVI del estilo Mudéjar.

Pepe, les pregunta a los hermanos que os ha parecido lo que han encontrado, cuando empezaron a limpiar todo lo que se estaba cayendo y pudieron ver lo que había escondido, llamaron al arquitecto para que les dijeran lo que debían de hacer ante el descubrimiento realizado, obstando por retirar todo el enlucido y dejarlo todo a la vista.

Según comentan los mayores del pueblo, que este descubrimiento muestra la importancia que llego a tener el pueblo en tiempo pasado, Pepe les dice a los hermanos si queréis os llevo a casa del Sr, Antonio el del llano, que es la persona más anciana del pueblo y aun tiene bien la cabeza y cuenta muy buenas historias de todo lo que recuerda.

Los hermanos les dicen, que nos quieres decir con ello, que no todos los mayores tienen los recuerdos tan claros y concisos de los sucesos o relatos referidos al pueblo, está bien si es así llévanos a ver al Sr, Antonio el del llano, se encaminaron desde la plaza por la calle Volateros abajo hasta llegar a la casa del anciano.

Se lo encontraron sentado en la puerta, en una vieja mecedora casi tan vieja como él, si no más, se encontraba medio adormilado por la tranquilidad y la agradable temperatura que había aquellas horas del día, la vieja mecedora parecía estar en un lugar estratégico para recibir los rayos solares justo hasta las rodillas, para sentir aquella paz que reflejaba su rostro, que a Pepe le costaba decidir si molestarle o no, al final se decidió Sr, Antonio, buenos días, vengo con unos amigos de ver la casa grande y nos gustaría que usted nos contara la leyenda de la casa grande.

 El Sr, Antonio poco a poco, se fue despertando de aquel sueño de paz y se dispuso a contarles a los niños, todos los recuerdos que él tenía de la casa grandes cuando él era un mozo, comenzó su relato diciendo que aquella casa pertenecía a la familia Soria, la más antigua y rica que hubo en el pueblo según sus recuerdos, se trataba de una fortaleza con sus guardias en las puertas de acceso y siempre con mucha gente bien vestida como para ir de baile, unos hermosos jardines,  arcos grandes en las puertas y ventanales algo digno de ver en la época  poco a poco su voz se fue apagando, llegando a entrar en el mismo estado el cual lo encontramos los niños, los tres amigos se despidieron del anciano con suma gratitud, por todo lo contado y su forma de contarlo dejándolo descansar.

Decidieron encaminarse hacia la Iglesia de Santa María, con su espaciosa explanada sus naranjos y su cruz en el centro de la plaza, pudiendo llegar a ella a través de sus empinadas calles.

Esta población se encuentra situada en la campiña Jienense a 458 m de altitud, en una de las cúspides más elevadas destacando sobre ella su campanario, de Santa María y los reales Alcázares siendo visible desde las distintas colinas de las cuales se encuentra rodeada.

Desde donde los niños  buscaron uno de los puntos que hay, adecuados como miradores y desde donde poder sacar fotografías de la campiña cubierta de olivares, se estaba haciendo tarde se aproximaba la hora del almuerzo, cuando decidieron poner en movimiento sus pies y dirigirlos hacia su casa en el llano.

Cuando llegaron los hermanos a su casa y después de asearse, se sentaron en la mesa la cual  la madre tenía preparada sentándose todos en ella, y comenzaron a explicar todo lo acaecido a los padres de los visto y escuchado, en ese recorrido por el pueblo de sus mayores, los padres no desviaban la atención de los comentarios y explicaciones de los niños, escuchando lo planeado o pensado hacer al día siguiente.        

 

Ansanso


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