Premio de puntualidad

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Alison siempre ha sido una chica muy coqueta, siempre sonriendo y caminando muy sensual, hace sentir morbo cuando se viste ajustada, tiene un cuerpo torneado y su piel morena muy claro causa ansias de tocarlo… cuando por momentos muestra su cadera al agacharse o al contemplar sus senos grandes entre los espacios de los botones de su blusa.

A mí, en lo personal, me gusta abrazarla fuerte al saludarla y pegarme sus tetas duras en mi cuerpo, sentir su aroma a Versace mientras mi nariz roza su cuello me provoca un estruendo bajo mi pantalón, cada que puedo, le froto mi erección en su pelvis pero al sentirla, ella se aleja mordiéndose los labios con una sonrisa descarada, me dice, que si mi esposa nos viera ella tendría los ojos morados.

Yo no le contesto, sé que es parte de su coquetería, pues piensa más en mi esposa que en su marido, una vez me dijo que me había visto con ella y que tenía un buen trasero, lo que indica que tal vez también le gustaría conocerla en otro contexto. Y sinceramente a pesar de yo haber visto a su hombre, no me causa ninguna reacción, tan “sin chiste”, tan cuadrado. No entiendo como tiene por esposa a Alison, cuando es obvio que ella es fuego puro.

 

Ayer en la mañana: ella y yo nos saludamos como de costumbre, con un abrazo largo y apretado, con ese beso en la comisura de los labios y con ese movimiento de sus tetas en mi pecho, pero esta vez, sus labios me besaron el cuello, mi erección se hizo más potente y por reflejo, mis manos bajaron de su cintura a su cadera, al ver que no ponía resistencia, baje totalmente para sujetar sus nalgas firmes y suaves. Apreté su cuerpo todo lo posible al mío y con pasitos pequeños llegamos hasta la pared con la respiración ya agitada, mis labios mordían suavemente su cuello, mientras ella me soplaba aire caliente en las orejas, sus gemidos pequeños me tenían ya muy mal y metí una de mis manos en su pantalón. La muy descarada no tenía ropa interior alguna, la mire a los ojos y ella con esa sonrisa de putita se volvió a morder los labios.

Con las mejillas ardiendo la tome de la mano para irnos al cuarto de copiado, aun no llegaba nadie y aproveche para apagar la luz del pasillo, así, cuando alguien llegara, nos avisaría prendiendo la luz.

Después de seis meses de conocernos, por primera vez mis labios la besaron con pasión intensa, su saliva me hacía reaccionar con espasmos musculares y cada vez la apretaba más a mí, su olor y la suavidad de su piel me tenían muy caliente, subí mis manos para desabotonar su blusa azul cielo de ceda, con astucia libere su sostén con mi mano derecha. Sus senos rebotaron enseguida y ella lo subió hasta su cuello dejándome ver sus claros, duros y gigantes pezones.

Por unos cuantos segundos los contemple, mis manos secundaron la acción presionándolos y pellizcándolos haciendo que Alison gimiera tan rico, mi lengua termino sobre ellos lamiéndolos y chupándolos frenéticamente, apretaba sus senos para juntar sus pezones y lamer los dos a la vez, mi boca se ocupaba de succionar sus tetas mientras mis manos le apretaban el culo por encima del pantalón, en un momento tocaba su pelvis y note que ya estaba muy mojada.

Me coloque de rodillas roce su sexo con mi nariz, el olor de sus fluidos me volvieron loco y mordí suavemente sus labios aun por encima del pantalón, sentí sus uñas en mi nuca presionándome contra su vagina, de un golpe baje su pantalón y quedo ante mis ojos su sexo hinchado, depilado y caliente, la tome de las nalgas y comencé a lamer con desesperación sintiendo en mi pene salir liquido pre seminal, mi lengua bailaba dentro de sus labios y cuando pasaba sobre su clítoris totalmente erecto, Alison apretaba las piernas gimiendo sin parar.

Sentí que sus manos soltaron mi nuca, y por un momento alzaba la mirada hacia su rostro, sus ojos cerrados apuntaban al techo mientras sus manos apretaban sus senos vigorosamente, me motive a lamerla más rápido y fuerte, mis manos apretaban sus nalgas y por momentos las abría para tocar su ano. Luego de acariciarlo con la yema de mi dedo ella comenzó a moverse sin parar sobre mi boca, nuevamente sus uñas se clavaban en mi nuca y note que se inundaba en fluidos combinados con mi saliva.

Al compás de su movimiento mi boca recibía un orgasmo intenso y caliente, por momentos la presión me dejaba sin respirar pero no dejaba de lamerla pues sabía que estaba en el clímax perfecto. Poco a poco sus manos fueron cediendo y también mi ritmo fue apagándose, sus muslos estaban completamente empapados y por sus piernas recorría un líquido sensualmente brilloso.

Me incorpore para ver su cara y encontré el rostro de una zorra complacida al máximo, me beso intensamente y su boca consumía el sabor de su propio sexo, me abrí el pantalón para que ella me devolviera el favor o quizá, para en ese momento, penetrarla fuerte como tantas veces quise hacerlo,  sin embargo, me empujo y apretándose las tetas me dijo:

-Quiero ver cómo te masturbas… tócate para mí.

Con una cara de confusión tome mi verga y comencé a estimularla, ella se apretaba los senos lamiéndose los labios para en segundos cambiar mi rostro a uno de degeneración y exhibicionismo. Sus dedos entraban en su sexo que no dejaba de escurrir, mis manos aumentaban la velocidad cada que ella gemía pellizcándose los pezones.

Ver su cara de puta y sus manos frotando su sexo me llevo más allá de la calentura permitida, no tarde mucho en sentir la sensación de mi orgasmo y enseguida ella tomo mi miembro pulsante e inflamado entre sus manos, lo engulló completo en su boca y la sensación de su saliva caliente me hizo reventar dentro de su garganta.

Me movía dentro de su paladar queriendo meterle toda mi verga y ella solo sentía mis manos entre su cabello apretando su cara en mi entrepierna. También ella se tocaba rápido y casi unos segundos después de yo terminar en su boca ella estallo de manera explosiva,  tardamos un par de minutos en recobrar el aliento y sentados en unas cajas de papel nos acomodábamos la ropa, notamos que alguien prendió la luz del pasillo y en ese momento nos dispusimos a abandonar el cuarto de copiado.

Salimos con las caras todavía rojas, ampliamente satisfechos y sin lugar a duda, con esa culpa satisfactoria de haber tenido una aventura. Camine a mi oficina mientras ella camino hacia el baño, luego de unos minutos de tranquilidad, iniciamos las labores como de costumbre.

 

Toda la noche, me la pase recordando lo sucedido en la mañana, y hoy llegue más temprano que ayer por si Alison también quiere adelantarse a nuestra hora de entrada, sentado en la sala de espera, escucho sus tacones acercarse, abre la puerta y sonríe inmensamente al verme recibirla, se muerde los labios y sin decirme nada me lleva hasta el centro de copiado.

Continuara…

 

 

 

 


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