Todo terminaba siempre en echarte de menos

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Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
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Hay algo que todos buscamos en esta vida y que muy pocos encuentran, o quieren creer que han encontrado: el amor perfecto, en la situación perfecta y con el final perfecto.

El mío nunca he tenido claro cómo me gustaría que fuese, a pesar de que creí que alguien me lo dio, y era mentira.

Corrijo: me ha pasado varias veces, aunque en el amor siempre quieres, odias y recuerdas mejor al más reciente.

Era así:

“Todo era de ensueño, te conocí como a un amigo más, en una noche loca que ni siquiera puedo recordar del todo bien. A partir de ese día sólo hacías que hablarme, buscarme, me pedías cosas que nadie me había pedido nunca y era muy romántico, así que no pude resistirme y acabé aceptando.

Empezamos a quedar y todos los momentos que abarco a recordar eran bellos, hermosos, pasionales, me mirabas con ansia, te besaba con amor. Me abrazabas cuando podías y yo sonreía sonrojada.

Adoraba mirarte mientras dormías y tú te avergonzabas al despertar, escondiéndote bajo el edredón.

Otros días me venías a buscar a casa a escondidas, compartíamos momentos únicos y volvías a llevarme a casa otra vez a escondidas. Y todo terminaba siempre en echarte de menos.”

Pero, como bien he dicho, todo era mentira, realmente la historia fue:

“Todo fue algo extraño, te conocí como a un amigo más, en una noche loca que no soy capaz de recordar a causa del alcohol. A partir de ese día sólo hacías que hablarme, buscarme, me pedías cosas que nadie me había pedido nunca, como que me disfrazara para ti, y me parecía realmente atrevido, así que con el tiempo, tras pensarlo mucho, acabé cediendo.

Empezamos a quedar y muchos de los momentos que abarco a recordar, al menos mis preferidos, eran sexuales, salvajes, pasionales, me mirabas con ansia, te besaba con más ansia aún. Me abrazabas cuando podías, me besabas la espalda desnuda y eso me cubría de dulces escalofríos.

Tras pasar toda la noche juntos, te miraba mientras dormías y pensaba en cientos de preguntas de las cuáles nunca podría conocer la verdadera respuesta: ¿qué pensará realmente de mí?, ¿creerá que soy una guarra por quedar con un tío sólo para hacerlo?, ¿y si no le gusta cómo lo hago pero como no encuentra a otra se conforma conmigo?, ¿y si me miente solo para… Y entonces tú te despertabas sorprendido y confuso al ver que te miraba, te escondías bajo el edredón para hacerme cosquillas, y buscabas lo que realmente quedábamos para hacer.

Otras noches, cuando no podíamos quedar en tu casa ni en la mía, me venías a buscar a escondidas, nos íbamos a algún escondrijo oscuro, pasábamos a la parte de atrás del coche y teníamos unas horas de caricias, besos, gemidos, sexo y sudor que me volvían loca. A veces incluso repetíamos. Era algo que nos gustaba a los dos, pero que tú decías que creías que no estaba bien, y yo que no era algo corriente.

Al volver a casa, recordaba lo que había pasado… Eso me llevaba de nuevo a preguntarme qué opinarías realmente del tema y cómo acabaría la cosa. Aunque esperaba que no acabase, sinceramente. Y todo terminaba siempre en echarte de menos.”


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