La Noche de los Vikingos II

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-Señores, la tierra que los vikingos habitaron no ofrecía unas condiciones de vida especialmente hospitalarias: veranos cortos e inviernos largos, y, hacia el norte, amenazadores glaciares -nuestro querido profesor de historia hizo una breve pausa y carraspeó atusándose su espesa barba blanca -. Estos hombres trataban de buscar una explicación para todo aquello que les rodeaba. Así, el bramido del trueno era Thor arrojando su poderoso martillo, Miölnir, contra los gigantes del hielo. El ensordecedor quejido de los glaciares eran los gritos de los propios gigantes. El arco iris era el puente que unía la región de los mortales con el mundo de los dioses.


       Don Braulio, nuestro profesor de historia escandinava y nordística se paseaba de una punta a otra del aula de la universidad con las manos cruzadas a su espalda, haciendo resonar una atronadora y resonante voz de un grave profundísimo y muy particular. Pese a ser casi cien alumnos reinaba un gran silencio, pero no era un silencio impuesto y cargado sino un silencio que fluía y lo inundaba todo, con armonía, con cierta expectación y con una grata calidez que sólo se encontraba en las palabras de aquel profesor que parecía salido de un recóndito lugar del universo de donde sólo venían unas pocas personas. Le teníamos un gran cariño. Continuamente nos abría las puertas a una manera de pensar distinta, diferente, más fresca y alentadora. Era un hombre singular sin duda, que nos transportaba en sus clases a través de la historia como si navegáramos en un barco a través del océano.

-La mitología vikinga es mitología escandinava, y ésta a su vez, es la mejor conservada de la mitología teutónica. Parece razonable que los principales mitos vikingos que han llegado hasta nosotros procedan de uno de sus puestos avanzados del Norte: Islandia -hizo un alto, levantó la cabeza y sonrió sinceramente a la audición -. Bien chicos, hasta aquí. La semana que viene retomaremos el camino de los olvidados vikingos y sus aburridos mitos. Muchas gracias por la atención y disfruten.

      La gente comenzó a levantarse entre risas, comentarios exclamaciones y una pequeña algarabía se instaló en nosotros. Era viernes y la mayoría acavábamos las clases hasta la semana siguiente.


-¡Nos vamos todos a comer a la terrazas del puerto! ¡Te vienes! ¡No digas que no! -era Cris, una de mis mejores amigas: hermosísima, con un pelo rubio y ondulado que adornaba una esbelta figura, vestía un vestido de primavera con tirantes que le quedaba a la altura de las rodillas y una sandalias de piel blancas; en el cuello llevaba un colgante de plata con forma espiral estilo celta y un cordón negro; toda fuerza, era un corazón de fuego. Su energía se me contagió y me eché a reír. La verdad es que últimamente los había tenido un poco abandonados.

Eran las dos de la tarde de un día de mayo del año 2013, estábamos en la UJI, la univesidad de Castellón y fuera hacia un día espléndido.

-¡Venga tonto! ¡Nos lo pasaremos bien! - me cogió del brazo y me hizo irme con ella; al momento su perfume, un aroma como a flores silvestres, me embriagó completamente; ¡ummm, que mujer tan deliciosa!


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