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La brisa me arrebataba tus cabellos, en mis dedos, la noche y la luna nos observó, pliego a pliego tu piel mi boca saboreó, una leve sonrisa dejaste escapar mueca segura del placer de amar... Ventanas abiertas al cielo con miles de estrellas nos convertía en exhibición de toda una constelación al final solo importaba en tanta infinidad, nuestros cuerpos desnudos con nuestra cama de rincón en la inmensidad.
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