Compañera de trabajo, parte 1ª

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Hola, soy Alex de nuevo y os voy a contar mi última experiencia. Esto es lo que pasó con mi compañera de trabajo…….

Trabajo en una gran empresa estatal con delegaciones en muchas provincias del país. Hace tiempo me trasladaron de departamento y pasé a hacerme cargo de una oficina en la cual se tramitaban los diversos papeles del personal que allí trabaja. Para este trabajo necesitaba a alguien más para ayudarme, puesto que, es una oficina con mucho volumen de trabajo.

Inmediatamente pensé para este puesto, en una compañera llamada Tamara, no había trabajado con ella nunca, pero sabía que era muy buena en su trabajo. Tenía ante mi un doble reto, primero convencerla a ella para que viniera a trabajar conmigo y segundo, en el caso de que ella aceptara, convencer a los jefes, para que autorizaran el traslado, puesto que, ella trabajaba en otro departamento.

Hablé con ella y tras explicarle la situación y aprovechando que ella atravesaba por un bache en su puesto de trabajo, aceptó de buen grado venirse conmigo a trabajar, siempre y cuando los jefes lo autorizaran.

Tamara era una mujer codiciada por varios departamentos, todos sabían lo bien que hacía su trabajo pero jugué bien mis cartas y poniendo como única condición a mi nuevo destino, la incorporación de Tamara a la oficina, conseguí que al fin viniera a trabajar conmigo.

Os hablaré de como es Tamara para que os vayáis haciendo una idea;

Es una mujer extraordinaria, es una estupenda compañera, siempre dispuesta a echar una mano donde haga falta y voluntariosa para cualquier trabajo. Siempre está pendiente de todo, es seria en su trabajo, es una persona justa, sincera, con la cual se puede hablar de cualquier cosa, simpática, alegre y físicamente es una mujer muy guapa, morena, estatura media, ojos oscuros, muy sexy, elegante, estilosa y con un cuerpazo… en el cual destacan tanto su culo por lo bien formado que está, pequeño y aparentemente duro y sus pechos, los cuales a pesar de sus treinta y cinco años desafían la ley de la gravedad y se muestran erguidos y firmes, son de tamaño medio, yo diría que usa una talla noventa y cinco, tiene unas bonitas piernas, estilizadas y trabajadas.

La “culpa” de que se mantenga tan bien es porque Tamara hace deporte habitualmente, le encanta correr y tampoco le hace ascos al gimnasio. Es una mujer que está en forma.

Es lo que se dice vulgarmente un pibón, no hay personal masculino en la empresa que no se vuelva a su paso para poder ver ese perfecto culo que tiene y como Tamara viste de forma elegante y sexy a la vez, es casi imposible no fijarse en ella. Ah, un dato que se me olvidaba, está sin pareja…...por increíble que parezca.

Tamara y yo compartimos oficina como he dicho y trabajamos muy a gusto y compenetrados. Es una gozada trabajar con gente así, hacemos el trabajo con eficacia y rapidez y mientras, tenemos tiempo para hablar de mil cosas y temas, no nos aburrimos….. además a veces vamos juntos a hacer deporte, ya que, trabajamos en una de esas empresas que disponen de gimnasio, pero no siempre, porque ella está más preparada que yo y cuando decidimos salir a correr, tiene que aflojar el ritmo para no perderme. También quedamos alguna vez a tomar el aperitivo en la cafetería de la empresa.

Lo que tengo claro es que con ella no me equivoqué, es la compañera ideal y así se lo he dicho varias veces.

Bueno…...una vez que os he presentado a mi compañera y os he situado, pasaré a relatar lo que ocurrió en esa oficina un día por la tarde cuando estábamos los dos solos:

Esa tarde Tamara estaba espectacular, vestía una falda vaquera corta y una blusa de lino en la cual se marcaban perfectamente el contorno de sus pechos, la blusa era blanca y se veía claramente el sujetador de encaje del mismo color. Yo que soy una persona que siempre mira a los ojos, tenía dificultades para no quedarme embobado mirando a sus pechos.

En un momento dado, Tamara se acercó a mi mesa y se colocó a mi lado para poder ver el monitor de mi ordenador, puesto que, estábamos repasando un largo informe.

Tamara permaneció de pie mientras yo estaba sentado en mi silla mostrándola el trabajo. Era delicioso aspirar el aroma que desprendía….., mi cuerpo comenzó a reaccionar al sentir a semejante mujer pegada a mi cuerpo. Ella estaba inclinada hacia adelante, apoyándose en la mesa para desde esa postura darme indicaciones. Yo desde mi posición podía ver perfectamente como su blusa se abría a la altura de sus pechos y ver su sujetador blanco, era una prenda cara, de esas que forman un conjunto, a juego con un tanga o braguita, de un color blanco inmaculado, las copas eran de una tela semitransparente adornadas por un encaje del mismo color.

Lo mejor y lo que más me excitó fue que a través de esa tela se mostraba perfectamente un pezón pequeño, rosado y aparentemente duro.

Yo tras esa visión, ya no pude pensar en otra cosa. Mi pene reaccionó inmediatamente y comenzó a crecer. Estaba totalmente empalmado y con una gran calentura, no podía dejar de echar miradas furtivas al escote de mi compañera. Además desprendía ese aroma tan embriagador……

Deseaba poder tener ese pezón entre mis labios, pasar la lengua lentamente por todo el contorno de su pecho.

Tamara me hablaba, pero mi mente estaba en otro sitio, nuestros cuerpos se rozaban, sus manos tocaban las mías involuntariamente y eso hacía aumentar mi deseo. Ella seguía en la misma posición, ajena a mis pensamientos y mostrándome uno de sus atributos más deseados. Mi polla estaba totalmente erecta, dura como una piedra y esa enorme erección era visible a través del pantalón.

Esta erección me hacía estar incómodo y en una ocasión me tiré un poco para atrás con la silla para poder colocarme mejor y mi polla quedó completamente visible para Tamara. Ella tras apartarse un poco para dejarme colocar fue testigo de mi excitación.

Pude ver claramente como miraba mi entrepierna y tras unos eternos segundos, volver la mirada hacia el monitor de mi ordenador, lo hizo acompañado de un gesto, mezcla de sorpresa y lujuria a partes iguales. Creo que a partir de ese momento, ella fue consciente de la atracción que despertaba en mi. Tamara seguía explicándome el informe pero su mirada no se centraba ya solamente en el monitor, sino que, miraba furtivamente de vez en cuando hacia abajo, el pantalón de mi traje no podía disimular la erección, se notaba claramente la dureza de mi polla y creo que a ella esto estaba empezando a gustarle, ya que, cada vez eran más frecuentes sus miradas y creo que atisbé un pequeño gesto, el cual, confirmaba lo que yo pensaba, un ligero mordisco en sus labios…….

Ella lejos de apartarse, pegaba su brazo al mío y mantenía la misma postura. Agachada y apoyada en la mesa, Tamara seguía mostrándome parte de sus encantos, su forma de hablar pasó de ser normal y natural a ser de una forma más sensual, más tierna.


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