Allí estábamos mi amigo de la infancia Aldo y yo con 18 años y temerosos.
El presidente del diario La Prensa, Gainza Paz y Xul Solar, y nosotros estábamos sentados en suntuosos sillones, en el salón principal del diario.
Era de unos 20 por 20 metros, piso de roble de Eslavonia, paredes tapizadas de cuadros y fotos de los anteriores Presidentes del diario. Este entorno nos hacía tener más aprensión.
Todo había comenzado hacía pocas semanas. Aldo andaba de novio con la hija del Director General de la Prensa, que le consiguió un trabajo de colaborador en el rotograbado, que vendría a ser en aquella época el suplemento dominical de arte. El mucho no sabía pero era un gran autodidacta.
Su jefe era un hombre nacido en Rusia y llegado de pequeño a la Argentina, culto pero enfermo de anticomunismo en todos los aspectos, hasta el cultural.
Como estaba desde antes del actual Presidente y era muy respetado lo que escribía no era corregido.
Hacía dos sábados iba a actuar en el Teatro Colón el Bolshoi Ballet, con Nuréyev y un principiante Barýshnikov, Era todo un espectáculo para ver.
Al día siguiente en La Prensa apareció una crítica despiadada en contra los bailarines, coreografía y todo lo actuado por el ballet.
Para desgracia del psicópata anticomunista se había suspendido la actuación por un corte de luz.
No tuvieron más remedio que echarlo.
A Aldo transitoriamente le pidieron que se hiciera cargo de la Sección, cosa que él no quería, pero como necesitaba trabajar.
Yo algunas veces lo acompañaba a ver muestras de pintura, a pesar que no entendía nada.
La semana pasada me pidió ir a ver una exposición de Xul Solar. Cuando salimos me dijo que todos esos cuadros eran una porquería y que así lo iba a escribir en el diario.
Traté de convencerlo que no era conveniente ni políticamente correcto, pero no me prestó atención y lo escribió.
Al día siguiente lo echaron.
Pasó una semana y lo invitaron a una reunión en el diario. Me pidió que vaya y aquí estábamos.
Después de algunas cortas conversaciones intrascendentes de introducción, Xul Solar se dirigió a Aldo y le preguntó si él había escrito la crítica.
Si este imberbe, ignorante e inconsciente dijo Gainza.
Pues yo lo voy a felicitar responde el pintor, ya que tiene razón en todo lo que escribió. Pocas personas se habrían atrevido a escribir esto y con este nivel.
Yo pinté unos cuadros porque sé que si llevan mi firma la gente los compra y necesito el dinero para tratar mi enfermedad dijo Solar.
Hubo otra charla breve y nos fuimos.
Al llegar a su casa a Aldo lo llamaron para ofrecerle nuevamente el puesto, pero ahora definitivo.
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