Cuando se apaga música y la televisión,
cuando cesan los ruidos en el salón...
cuando se bajan todas las persianas
y se procede a cerrar todas las ventanas.
Cuando solo se oye en el último piso
los últimos compañeros aún indecisos,
cerrar las puertas de sus habitaciones
y echarse a dormir entre almohadones.
Cuando la casa está tranquila y oscura.
Ahí es cuando se despeja la espesura,
y se confía a salir quien se oculta:
alguien que no llegó a la edad adulta.
Los rumores de risas y las travesuras
rompe el silencio y cogen soltura.
El crío juega,seguro de que no lo esperan
corriendo a chanclazos por las escaleras.
Entonces comienza a llamar a las puertas
para hacerles salir con la boca abierta,
y al salir solo encuentren la tranquilidad
de la casa que duerme en la oscuridad.
Comienza entonces a bajar riéndose,
es solo un niño inocente divirtiendose.
Lo siento próximo a mi habitación,
mientras silba torpemente una canción.
Lo escucho apagar y encender luces,
quizás buscando los dulces.
Me aproximo a la puerta y espero,
esta vez yo seré quién abra primero.
"toc toc" suena la puerta. Aquí está.
No voy a darle tiempo a reaccionar.
Sonrio y abro la puerta precipitadamente:
"te pillé" - susurro apresuradamente.
Pero no hay nadie,nadie al otro lado.
Salgo a observar al pasillo extrañado,
imaginando lo que sin duda ha pasado.
El muy pillo se me ha adelantado.
Regreso a mi habitación y ahí está,
saltando en la cama sin dejar de cantar:
"lo hice,he ganado, he ganado".
Una aparición que no todos habrían soportado.
Él rie y me mira algo asombrado
quizás porque no me ha asustado.
Salta de la cama y desaparece de mi vista
dejando el rumor de unas pisadas como únicas pistas.
Un pueblo pequeño...una casa vieja y
mil historias tras estás paredes añejas.
Parece que esta casa ya tenía dueño...
uno que ya vuelve a mecerse en sueños.
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