La universitaria caliente-versión extendida.

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La historia que a continuación les voy a relatar ocurrió en una Universidad ,cuyo nombre prefiero no nombrar.

Mi nombre es... bueno, me llamaré David, yo era profesor en dicha universidad y daba clases de anatomía humana. Soy un hombre de mediana edad, pelo corto y moreno, soy alto y se puede decir que tengo un cuerpo normal, ni gordo ni flaco. Bueno a lo que iba, a mi clase asistía una alumna llamada Sara, era preciosa, su largo pelo rubio le llegaba hasta la cintura, tenía unos ojos grandes y azules, sus pestañas largas resaltaban aún más sus ojos y sus labios eran perfectos, era bajita y delgada, lo que hacia que sus grandes pechos no pasarán desapercibidos.

Aquel día entré en mi clase, fui hasta mi mesa y dejé mi maletín, alcé la vista al aula y allí estaba ella, Sara estaba sentada en primera fila, y fue entonces cuando se quitó la chaqueta que llevaba y vi esa blusa blanca, casi transparente, con varios botones desabrochados, dejando ver parte de sus pechos. Llevaba una falda a mi parecer bastante corta, mostrando sus perfectos muslos.

Bueno, cogí aire y me puse a dar la clase, no podía dejar de mirarla, ella abrió ligeramente sus piernas, dejando ver sus braguitas, mientras con sus labios mordía un lápiz.

Estaba muy excitado y nervioso, por fin soñó el timbre y término la clase, los alumnos salieron del aula, todos menos ella, Sara me miró y me llamó, me pidió que le resolviera una duda. Me acerqué a ella y señalando el libro me hizo una pregunta, mis ojos se perdían entre el libro y su escote, sus pezones estaban tiesos, a punto de atravesar la blusa, notaba su excitación, su forma de hablar jadeante, y su mirada. Sara se levantó y empezó a besarme de forma compulsiva, la aparté de mí, me fui hacia la puerta y la cerré con llave, me fui hacia ella, la cogí de la mano y la llevé hasta la mesa, de un manotazo tire todo que había encima, la agarré de la cintura y la senté en la mesa, Sara cogió su blusa y sin pensarlo dos veces se la abrió rompiendo todos los botones... ahí estaban sus hermosas tetas, sus pezones duros y tiesos, eran mías. Le quité la falda y le arranqué las braguitas, empecé a besarla, bajé lamiendo su cuello y pezones, mi lengua recorría su vientre y llegue hasta su coño, lamí su clítoris, Sara se retorcía de placer, su lengua mojaba sus labios, mientras sus manos tocaban sus pezones y su cabeza se inclinaba hacia atrás del placer que sentía.

Ya no podía más, bajé mis pantalones y me saqué la polla, se la introduje en su bonito y húmedo coño, se la metía una y otra vez, cada vez más rápido y más fuerte, ella jadeaba y decía "fóllame, fóllame". Me tumbé sobre ella, podía notar sus pezones en mi pecho, besaba sus labios mientras mi polla entraba y salía, ella me rodeaba con sus piernas, empezó a jadear cada vez más fuerte y de forma más contínua, se iba a correr, y finalmente mi semen se fundió con el suyo, me agarro con sus brazos y riendo me dijo "¡he aprobado!".


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