El Tren, Parte 1.

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El Tren.

Víctor despertó súbitamente cuando el vagón dio un violento salto. Miró a su alrededor, no sabía dónde estaba ni adonde iba, pero no le importaba. Era difícil definir como se sentía su alrededor, era como…  gris, ni cálido ni frío, como si luz y oscuridad  lo hubiesen abandonado. No tuvo interés en levantarse, ya había visto cientos de veces el mismo paisaje, y éste nada tenía que ofrecer, siempre las mismas montañas, que parecían estar ahí sólo para privarle del calor y la vista a su alrededor. No alcanzaba a ver el cielo, pero parecía estar nublado.  

Se quedó inmóvil en su asiento, abandonado a sus pensamientos, como un bote a la deriva. Algo en su mente lo inquietaba, una sensación demasiado difusa para verla con claridad, como cuando despiertas de un sueño que no puedes recordar, pero percibes un profundo sentimiento remanente; alegría, angustia o nostalgia. Víctor no recordaba mucho de su vida, tampoco el motivo de tal viaje, esto en particular comenzaba a inquietarle más. Pensaba, tal vez estaba huyendo de algo, quizá iba a visitar a alguien, tal vez se trataba de negocios, o tan sólo quería disfrutar del placer de viajar. No llevaba equipaje, por lo que debía tratarse de una travesía inesperada, cavilaba.

Intentó recordar desde lo más atrás que pudo, cerró sus ojos y comenzó a ver.

 

 

Emma era sólo una niña, y no llevaba una vida precisamente feliz, su madre era una mujer triste y marchita, distraída y a veces indiferente, sin embargo, era también la mujer en quien pudo hallar algo semejante al amor. Emma siempre tuvo la inquietante sensación de que su madre guardaba algo contra ella en su interior.

Cuando Silvia pasaba por una de esas etapas de tan obscura depresión, en las que, odiando plenamente su existencia, a menudo golpeaba todo lo que estaba a su alrededor, incluida Emma, a quien no le dolían tanto los golpes como las negras palabras que salían de su boca, hablaba regularmente del suicidio y le contaba de algunos de los episodio más sombríos de su vida. Una de esas noches, aferrada al alcohol, entre ira y llanto, le contó: el hombre que ella amaba había huido cuando vio que su mujer, que había dejado todo por estar con él, estaba embarazada, dejándola sola. Silvia tuvo que recurrir a lo que fuese para sobrevivir, incluyendo tráfico de drogas, prostitución, y algunas cosas que ni siquiera durante esas noches se atrevió a recordar.

Desde ese día la vida de esa niña sólo podía ir en decadencia. Su madre no estaba enojada, nunca la había culpado, es más, se esforzaba por brindarle su apoyo y ser una mejor mamá, pero algo albergaban sus ojos, oculto en las profundidades, una especie de recóndito odio, un odio que parecía acrecentarse con el paso de los años, junto con su adicción, odio hacia la niña que le robó su felicidad y la condenó a la vida que había tenido que soportar.

Silvia no era una mala persona, pero poco a poco había ido perdiendo la batalla contra la oscuridad  y amargura que se habían arraigado, como raíces profundas, en su corazón.

Para cuando Emma era una adolescente su madre parecía querer demostrarle cada día que preferiría haberla abortado, que si no lo hizo, fue por cobardía, pero se arrepentía todos los días de su vida de no haberlo hecho. Ahora, su cada vez más evidente adicción al alcohol la tenía al borde de la completa ruina, y se dedicaba a hacer la vida de su hija lo más insoportable que le fuese posible.

De no haber sido por su abuela, Emma, sin duda se habría extraviado en el cielo nocturno. Aborrecía estar en casa de su madre y siempre se escapaba y le suplicaba a su abuela Marta que la dejara vivir con ella, pero su madre se lo impedía, a pesar de todo se las había arreglado para mantener la custodia de Emma, y jamás permitiría que ésta se fuera a ningún lugar lejos de ella, su hija tampoco sería feliz.

Cuando la abuela Marta murió de un cáncer la vida terminó para Emma. Su única luz se extinguió, hundiéndola en la depresión más honda. Pasó noches enteras a la deriva, en la calle bajo la lluvia, sola, los vicios poco a poco comenzaban a acecharla, no quería tener una vida tan miserable como la su madre, pero aparentemente nadie puede escapar de su destino y esas cosas prometían aliviar, al menos  un poco, el dolor.  

 

 

Una profunda angustia comenzaba a inundar lentamente el vagón, su vista comenzaba a oscurecerse y voces susurraban a su alrededor. Intentaba concentrarse en sus pensamientos, necesitaba seguir recordando, quizá ese tren podría conducirle a su destino…

 

Una de esas noches, mientras caminaba descalza  por las sombras, notó que alguien la seguía desde lejos, no sabía hace cuanto, tuvo temor, trató de alejarse discretamente, pero la sombra masculina no parecía tener intención de apartarse, el miedo comenzaba a apoderarse de ella y se le hacía difícil pensar, meterse a un callejón sería la muerte, correr no serviría de nada, descalza como estaba no llegaría lejos. No quería parecer desesperada, pero es exactamente como comenzaba a verse, tocó algunas puertas suplicando en su mente que algún desconocido se apiadara, en vano. Naturalmente, ninguna puerta se abrió. Se sentó en el piso frío, esperando, mirando al piso, como entregada a su destino cualquiera que fuese, después de todo, nada en su vida podía ser peor.  El chico, que llevaba varias horas siguiendo sus pasos se sentó a su lado. Al instante ella sintió una calidez, no del todo física. Él puso su mano en su hombro y Emma le abrazó, hundiendo su cabeza en su seno, como si le conociera desde siempre y lo hubiera estado esperando. Fue casi una reconciliación, como si ella le perdonara por haber tardado tanto. Pero Víctor llegaba justo a tiempo, sus palabras vinieron de la oscuridad, trayendo nuevamente la esperanza a su vida.

La llevó a un lugar seguro y la confortó, ella por alguna razón, no privó a ese extraño de su confianza ni un instante, no tenía ningún temor, siquiera perder su vida le importaba, hasta que apareció él.

Pero tristemente Víctor no podía quedarse para siempre, ni tampoco podía llevarla con él, mas le prometió que volvería y la sacaría de ese lugar.

 


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