Todos fuimos de Racing
Por Carlos Delfino
Enviado el 04/11/2017, clasificado en Reflexiones
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Los 50 años de la gesta de Racing frente al Celtic suponen un motivo de celebración en múltiples sentidos. Los sentidos más a mano, impostergables, atañen al primer club argentino que ganó una Copa Intercontinental en tiempos en los que todo lo europeo, amén de amenazante, parecía inalcanzable y ni hablar si venía del Reino Unido. Se corresponde, además, con la cresta de la ola de un gran equipo, un equipo excepcional, revolucionario, una arrolladora ola a campo traviesa pergeñada por Juan José Pizzuti.
Pero lo más maravilloso que desató el célebre zurdazo de Cárdenas fue la jubilosa fraternidad de la comunidad futbolera a pleno. Gritamos, el gol del Chango, hombres, mujeres y niños, con una masividad que excedió por mucho a los hinchas de Racing, estuvieran en el Centenario o en sus casas pegados a la radio Spica y pendientes del relato del Gordo Muñoz o Fioravanti.
Hasta los mismísimos hinchas de Independiente lo gritaron, disfrutaron y lo vivieron como propio. ¿Eran ingenuos, tibios, blandos, despistados, o no sentían demasiado la camiseta del Rojo? ¡No señor! Simplemente eran futboleros de un tiempo que fue hermoso.
En general, salvo las delirantes excepciones de rigor, el adversario era el adversario y no el enemigo, la metáfora bélica era eso, una metáfora que autorizaba los dientes apretados dentro de la cancha pero jamás el odio contra el que amaba otra camiseta. No existían pavadas con pretensión de himno del tipo corrieron por la avenida, vos sos de la B, Fulano no existís, equipo chico LPQTP… Que tomen nota las nuevas generaciones de futboleros. También las viejas generaciones que padecen amnesia y se suman al carnaval de la crispación y la negación de todo mérito del de enfrente. En aquellos tiempos, los gloriosos tiempos del Racing de José, el amor por el fútbol era un amor generoso.
Walter Vargas
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