La bibliotecaria , parte 1ª

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Hola, me llamo Alex y os voy a contar la experiencia que viví estando trabajando en un pueblo del sur.

Estaba trabajando en una empresa de repuestos de automóvil, como jefe de recursos humanos y me trasladaron a una factoría que teníamos en el sur del país. Era a principios del verano y hacía un calor sofocante. Me trasladé a ese pueblo de la sierra con mi vehículo particular y solamente con una maleta de ropa, la idea era buscarme un piso donde vivir, pero al principio, tenía reservada una habitación en un hotel, pagada por la empresa, eso sí.

La primera semana me dediqué a tomar contacto con la fábrica y con el pueblo, era un pueblo típico andaluz, grande, casas con blancas fachadas, gente amable y simpática y con un calor…….. no soplaba ni el aire; pensé para mí : como tiene que ser esto en pleno verano…..

Mi vida allí era monótona, madrugaba para ir a la fábrica, volvía al hotel a comer y después de una pequeña siesta, volvía al trabajo a terminar la jornada. Después volvía al hotel y salía a dar una vuelta por el pueblo para ir conociéndolo, aunque, según avanzaba el verano era más complicado salir a ciertas horas, el calor era insoportable y solo se podía salir una vez puesto el sol.

Una de las primeras cosas que hice fue ir a la biblioteca del pueblo, me encanta leer y siempre soy socio de la biblioteca del lugar en el que resido. Además en la habitación del hotel las tardes se me hacían eternas y necesitaba algo para remediarlo y un buen libro siempre es una excelente opción.

Al día siguiente en pleno horario de siesta, me dirigí a la biblioteca pública, ésta no cerraba hasta el mes de Agosto y abría en horario de mañana y tarde. Al entrar, lo primero que me llamó la atención, era lo fresquito que allí se estaba y el silencio que allí había. Al ser principio de verano y la hora de la siesta, no vi a nadie, excepto a una mujer que a lo lejos estaba colocando unos libros en las estanterías.

Me dirigí al mostrador y la mujer en cuestión, al darse cuenta de mi presencia, dejó los libros y empezó a andar hacía donde yo estaba, sus pasos rompieron el silencio y comenzaron a marcar un ritmo monótono debido a los tacones de sus zapatos. Era una mujer joven, rondaría los treinta y cinco más o menos, vestía una minifalda y una blusa blanca de seda y gracias a ello se vislumbraba un cuerpo bonito y bien formado, tenía unas largas y bonitas piernas bronceadas, una cintura pequeña y unos pechos bien erguidos y de tamaño normal, de esto último pude darme cuenta al estar cerca de mí y gracias a que la blusa dejaba transparentar un sujetador blanco de encaje.

Aunque lo realmente impactante de esa mujer eran sus ojos, eran preciosos…..realmente bellos, de un color verde y con un brillo espectacular, tenía la mirada más bella que había visto jamás, además acompañaba semejante hermosura con una sonrisa radiante.

Me quedé impactado ante tanta hermosura, no sabía muy bien a donde mirar……..era difícil sostener una mirada ante semejante mujer y mirar su espectacular cuerpo también era embarazoso, no quería parecer un baboso.

-Hola buenas tardes, me dijo con su característico acento andaluz.

-Hola, contesté yo, quería hacerme socio.

-Muy bien, me rellena este formulario que voy a darle y enseguida le doy de alta.

Como estábamos los dos solos, le dije que por favor no me tratara de Usted. Estaba claro que yo era más mayor que ella, pero no me gusta que me traten de Usted.

Me dio el formulario y comencé a rellenarlo, ella me pidió el DNI para hacer una fotocopia del mismo y comprobé como mientras manejaba la fotocopiadora le echaba una ojeada, me di cuenta que se estaba quedando con mis datos, en el buen sentido de la palabra. Su siguiente comentario lo corroboró:

-Hombre…., que raro uno del norte por aquí? , comentó ella

- Sí, cosas del trabajo, ya sabes, he venido a la fábrica de repuestos, contesté yo. Por cierto, me llamo Alex y le tendí la mano a través del mostrador.

-Yo soy Mónica y haciendo caso omiso a mi mano, se levantó y dando la vuelta al mostrador me dio dos besos; viendo mi cara de sorpresa me dijo: aquí no somos tan serios, bienvenido al pueblo.

Le comenté que acababa de llegar, mi disposición a conocer el pueblo, el calor que allí hacía, etc…Ella enseguida me dio el carnet de socio y me explicó como estaba distribuida la biblioteca y ya que, no había nadie me acompañó mostrándome las diferentes secciones.

Era una sensación rara, estaba acompañado de una belleza y era yo su centro de atención, no me lo podía creer. Ella amablemente me fue explicando el funcionamiento y horario de la biblioteca y así pude enterarme que siempre trabajaba en el turno de tarde, puesto que, estaba separada, tenía dos hijos pequeños y mientras los niños estaban en el colegio, a veces no siempre, trabajaba algunas horas como administrativa en una gestoría. Su ex marido no le pagaba la pensión y ella se tenía que ocupar de todo; casa, niños, deudas, etc… por eso lo de la gestoría………además vivía en una casa enorme, construida en la época del boom inmobiliario y esa casa generaba muchos gastos.

Una vez vista toda la instalación me fui a la estantería que me indicó y allí encontré varios libros que me interesaban y que me apetecía leer, cogí un par de ellos y cuando me dirigía al mostrador me llamó la atención una estantería con un rotulo en color rosa, en el que se podía leer: Literatura erótica. Paré a echar una ojeada y encontré un título que me hizo gracia y no sé por qué: La reina de las arqueras. No lo pensé y también me lo llevé.

Al llegar al mostrador Mónica me ofreció una de sus irresistibles sonrisas:

-Qué, ya has encontrado algo?

- Sí, un par de misterio y otro para relax, dije yo un poco cortado

-A ver, ah sí estos son actuales, me dijo refiriéndose a los dos de misterio y este otro también está bien

-Lo has leído? Pregunté

-Sí, hace tiempo, pero me gustó mucho

- Te gusta el erotismo? Me atreví a preguntarle

- Sí, a veces me relaja leer libros así, aunque otras veces me pone nerviosa dijo con una sonrisa

- A mí también me gustan, pero reconozco que con su lectura me pongo malo, contesté con una sonrisa maliciosa

Nos despedimos y de vuelta a mi hotel no dejaba de pensar en Mónica, no solo en su belleza y en ese cuerpazo, como me había costado hablar con ella mirándole a los ojos….., sino en todo lo que habíamos hablado.

Estaba claro que era un bellezón de mujer y menudo cuerpo tenía…….con esa blusa blanca dejando ese sujetador a la vista, esa mirada penetrante, con esos ojos preciosos, esas piernas seguramente trabajadas en un gimnasio…………….mi imaginación ya de por sí activa, se puso a funcionar de forma inmediata.

CONTINUARÁ...


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