Erase tal vez, en un lugar muy cercano, "el señor de la calle", una leyenda urbana.
Solía la gente contar su historia cuando se reunía, pues les entretenía.
Por la tarde, por la noche, y también por la mañana, dicen que vagaba fumando marihuana a cualquier hora del día.
Nadie sabe si es verdad la existencia de su vida, nadie sabe si es mentira, dicen que él no mentía. Es algo muy extraño, es algo muy curioso, es algo intrigante a la vez que misterioso, a nadie se le ocurre sea semejante engaño; la leyenda de su cuerpo, perdido hace ya un año.
El hombre de las calles hablaba seis lenguajes, portaba un amuleto de casi todas las ciudades, se juntaba con señores, se juntaba con chavales, enseñando sus lecciones para todas las edades, ¿cuál será la suya entre nacionalidades?.
Él comía siempre tarde, es algo que agradecía a la gente que en buena manera humilde se compadecía de su hambre.
Vestía ropa cara, mas la poca que tenía, si se le ensuciaba pues un sucio él sería, ya que nunca se pasaba por una lavandería, era un hombre de la calle... .
...Así que cierto día me contaban su historia, música hip-hop hizo de fondo melodía.
Dicen que no tenía donde caerse muerto, otros dicen que podía sobrevivir en el desierto y regalarte agua fría. Siempre han dicho que su mente desvaría y no sabía seguir recto.
En un barrio existe gente que lo afirma y reconocen; dicen que recogía él basura hasta entonces, y seguro que en su casa olería a mierda pura; hablaba la gente, sí, creyéndose segura.
La ley de la calle nació sin censura, la ley de la vida se muestra muy dura, por el Rey de reyes que nada se jura.
Cuentan que es cierto, que no cabe duda; dejó de ser pobre y ahora no lo encuentran. Cuentan dinero un montón, un millón o más comentan; -¡Señor de la calle, serás puto ladrón!.
--La verdad que no hay razón para juzgar así a nadie, me explicaron lo que hacía; él vendía sueño y hambre, reciclaba el cartón, el papel, metal, alambre. No solo lo que brilla es oro, y un planeta limpio vale al peso sobre todo. Y quién lo iba a imaginar, quien lo iba a decir, quien lo iba a preguntar, a cuánto cuesta reciclar y comenzar así a invertir.
“Señor de la calle”, ese será su nombre propio si de él se ha de hablar o incluso escribir, así escrito su nombre tal vez nunca ha de morir.
Cuando entras tú dentro, es justo aquel momento en el que sales de tu casa sin saber a dónde ir, pensando en esto antes de partir: “Caminando por la calle, a eso me ha de convertir”.
Ajusta el viento y siguen con el cuento, cuentan que a las doce se escucha un lamento que dice: -¡Vete a casa si no te gusta!.
--En la calle huele a tremenda chusta, siempre encuentra lo que no busca.
Al pasar el tiempo cada vez a más nos persigue el sufrimiento, mas tendrás tu recompensa si supiste laborar. El dinero se las pira y toca ir de su detrás, cuando tú estás arriba, él empieza a bajar, y así nadie sabe para quién va a trabajar, andar por la acera sin a nadie ni mirar. Señor de la Calle, cambió de lugar.
Alguno dice haberlo visto, que de él siempre se acuerda, pues le han quedado cicatrices con forma de culebra; -¡Nunca te metas con alguien que beba!; --y de esto lo cierto.
Hay quien dice: -“te pago”, todo lo que él te deba, -él era mi hermano, -mi compadre, -mi colega... -¡tú déjalo que corra todo lo que él pueda!, que el destino ya se encarga…
-¡la calle escrita lleva una vida muy larga!, aquí tomaré partida en cada vez que yo salga y también puede que la escriba.
--Solo somos público...
-¡las manos arriba; esto es un atraco pues me falta pa` tabaco, comer necesito, en un maldito plato!...
--Todo esto forma parte de su mismo relato, escrito está en la calle, lo he dicho hace un rato, y ahora de él no sabe nadie, quizás tal vez un negro gato...
...Hombre bastardo, fruto amor de un pasado. ¿Quién recuerda lo que ha olvidado?.
Señor de la calle, tatuado cual vato, cargando un cañón que a cual sea se lo estalle, puntuales momentos son los de arrebato.
...Estaba tranquilo, y revisaron su zapato, es cuando el señor guardia se llevó un sobresalto; cocaína llevaba y sulfuro de fosfato.
-¡Señor callejero, siempre te estás drogando!, ¡mientras cobre buen dinero te estaré vigilando!. -¡Señor vigilante, serás puta cabrón!, ¡no dejas más opción..., contradecirte la razón, guardarte rencor dentro del corazón, desear que te mueras, bailar en tu panteón...!.
--Ésta es la expresión de un callejero poeta, que a la muerte, padre y madre solamente respeta, y solo reza si es llorando.
-¡Señor de la calle, tu fortuna es contrabando!.
--Empezando diciendo que ilegal es la empresa, el sistema va en contra cual buitre a su presa. ...Explicarlo al policía hasta lograr que se convenza, hablando sin miedo y tampoco vergüenza, mente fría en calma tensa, o si es intensa la presión...
-¡Señor de la calle te estás trabando, no hay detalle en tu expresión!.
--El grito del pueblo, llamado nación: -¡Ficha rey de las ciudades, derrotaste a otro peón!.
-¿Dónde estarás Lord of the Streets?, -¡Quizás estés en la prisión!.
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