Ella había perdido hace tiempo la idea romántica del amor y pasaba sus días teniendo todo lo que deseaba y una infinita tristeza a cambio de no encontrar lo que sea que estuviera buscando. Él pasaba los días absorto en sus propios pensamientos, ajeno a lo que pasaba a su alrededor.
Un día ambos se encontraron en el mismo lugar y sus miradas se cruzaron, solo un instante bastó para que se dieran cuenta; uno de que aquello que se pierde tiende a regresar y el otro de que siempre hay espacio en la mente para pensar en alguien más.
Ella sonrió decidida a que debía conocerlo, él la miraba y pensaba, pesaba como era su costumbre y cuando uno de esos pensamientos le dijo que era buena idea devolverle la sonrisa, el meteorito impacto en la tierra sin ningún aviso y la onda de calor arrasó todo a su paso. Ella encontró lo que buscaba auque demasiado tarde y el solo pensó en que hubiera pasado de haber sonreído también.
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