Abrió su pitillera dorada y sacó un cigarrillo..
-He observado que no fumas -esbozó sus labios pintados de rojo.
-Estoy intentando dejarlo.
-Yo no puedo vivir sin Lucky Strike. En el fondo se trata de un compañero fiel.
-Será....
-Por éso no lo dejo...
Divisaron la silueta del barco que se hallaba cada vez más cerca. Parecía enorme, a simple vista.
-Ya hemos llegado -dijo ella.
Subieron a bordo y avanzaron por el pasillo en dirección desconocida.
-Tienes una embarcación fabulosa.
-Mi marido me la regaló por nuestro aniversario.
Abrió una de las puertas y surgió un lujoso camarote; una enorme cama redonda presidía el habitáculo.
-Vaya...
-¿Te apetece una copa de vino?
Un fuego abrasador comenzó a prender en la entrepierna de él. Esa mujer resultaba ser demasiado sensual, incluso sus frases más banales provocaban en su débil conciencia latigazos de placer.
-Estoy sedienta...
Segundos después ya estaban revolcándose entre las sábanas de la enorme cama. Él sabía que estaba jugando con fuego, que no actuaba de un modo correcto, pero ella le causaba tal efecto que, en lugar de huir, se entregó.Sentía la cálida lengua lamiendo su pene, saboreando cada centímetro que iba engullendo con su boca. Se le escapó un gemido cuando lo succionó con más fuerza y levantó la cabeza para verla mejor. En ese momento, ella se metía dos dedos en la vagina. Ver eso lo sacó de sus casillas y perdió el control. Tensó el cuerpo y empezó a temblar. Ella dejó de chupar y lo miró sonriente con sus labios mojados de semen.
-Ahora debes irte. Mi esposo está a punto de llegar...
Él obedeció, una vez más.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales