EL AMOR EMPIEZA EN EL CINE
Por franciscomiralles
Enviado el 27/11/2017, clasificado en Varios / otros
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A la una del mediodía de un soleado domingo del año 1923, un burgués matrimonio de edad media
iba por las Ramblas de Barcelona oradadas de plátanos, y animadas por las floristas que exhibían
su cromática mercancía, con su paquete de postres de repostería que habían comprado en una
famosa pastelería que estaba en las inmediaciones de aquella zona, al salir de una iglesia después
de haber oído misa, cuando de pronto se cruzó con otro matrimonio que era amigo de su misma
condición social, el cual también llevaba otro paquete de dulces.
Tras los saludos habituales el amigo del primer matrimonio preguntó:
- Por cierto. ¿Habéis ido ya al cinematógrafo?
- Sí, y no es más que un burdo teatro filmado. No nos ha gustado nada- respondió despectivo su
interlocutor.
- Eso mismo pienso yo. Este invento es una bobada que encandila a las clases populares. Pero yo
no le auguro ningún futuro - expresó el hombre que había formulado la pregunta con
grandilocuencia.
Sin ninguna duda, aquellos bienpensantes burgueses que se apoyaban en una inmovilista
tradición de rústicas connotaciones, a pesar de pertenecer a la era industrial no reparaban en que
ésta era una consecuencia del pensamiento científico, que a su vez era hijo del Renacimiento, el
cual había desplazado a la era rural dando entrada a la modernidad; como asimismo aquella
buena gente ignoraba que ya en el Paleolítico tan pronto como el Homo Sapiens desarrolló el
lenguaje y a sus pinturas rupestres les confirió un simbolismo mágico que ibsa más allá de lo
que se veía a simple vista, este mismo matiz artístico a lo largo del tiempo iba a evolucionar sea
a través de la pintura, de la fotografía, del movimiento, y de la palabra en un contexto científico
que el ser humano iba a asumir.
Porque efectivamente el cine; el mundo de la imágen hoy en día diversificado en varias formas
es un medio de expresión - si es de calidad- que comprende la pintura, la música, y la literatura,
el cual es un reclamo a nuestra sensibilidad.
Tanto es así que mucho antes de que surgieran los ordenadores el cine constituía un sucedáneo,
una valvula de escape que servía para paliar la soledad de muchas personas, así como una
ventana emocional abierta que induicía a mucha gente a soñar, y por lo tanto a evadirse por
un rato de la sordidez familiar que les embargaba, o de los desastres bélicos que pudieran sufrir,
como describió magistralmente el director Woody Allen en su estupenda película LA ROSA
PÚRPURA DE EL CAIRO, sea con historias fantásticas, o los musicales. Aunque en la medida en
que la educación cinematográfica del espectador va evolucionando, éste exige ver películas de
más calado; más realistas, más filosóficas, y también críticas del mundo que le rodea.
Para muchas personas de mi generación que vivíamos en distintos barrios de la ciudad donde
podían haber seís salas de cine en cada sitio, el hecho de ir el sábado por la noche a un cine a
ver un programa doble - dos películas- donde casi todo el mundo cenaba como si estuviese en
el campo, o muchos espectadores de hartaban de pipas de girasol, nos producía un regocijo
especial debido con toda seguridad a que la historia contada en imágenes sólo la teníamos
reservada los fines de semana. En otras ocasiones, a veces íbamos a un lujoso cine de estreno
al centro de la ciudad a ver una famosa y espectacular película histórica, en el que todo el mundo
hablaba en voz baja, como si estuviese en una iglesia, y se respetaban las formas. Pues en estas
salas nadie comía en público.
Hay todavía quién no encaja en el lenguaje cinematográfico. La cuestión es que este medio es
fundamentalmente una síntesis de un texto literario. Pues la Literatura, el teatro, y la pintura
son primos hermanos de dicho medio, aunque cada una de estas disciplinas tienen sus propias
reglas de expresión. En cuanto a la síntesis literiaria en el cine esta siempre explica la historia de
los héroes que suelen ser gente corriente para que empaticen con el público, los cuales se
enfrentan con serios conflictos, al igual como lo hicieron los personajes de los relatos míticos de
la Antiguedad; o bien reviven los personajes de Shekespeare, pero puestos al día, ya que por
mucha tecnología que haya nuestras historias están enmarcadas en una tradición narrativa que
jamás debe de ser ni manipulada, ni censurada en favor de partidos políticos. Pues nosotros
formamos parte de la Historia.
Mas esta revolución mágica y cultural de la imágen sería imposible sin que en un principio no
hubiese habido un ilusionista francés llamado George Mélies que inventó el trucaje en los films
dando entrada al género de Ciencia Ficción; o al cineasta norteamericano David Griffit que inventó
la planificación en el Sétimo Arte.
¿Cine o Literatura? Para muchos de nosotros que pertenecemos a una onda diferente a la de
nuestros bisabuelos, en muchas ocasiones nuestra curiosidad por la vida no empezó en la escuela
ya que allí aún predominaba en los maestros una mentalidad antigua que despreciaba al cine por
no ser cosa seria, y nos daban bofetadas cuando no comprendíamos la lección. Esto mismo fue
lo que le pasó a Woody Allen. Sus padres lo mandaban al colegio, pero como allí no aprendió
nada porque al ser judio las maestras lo odiaban, él se iba al cine de barrio donde se forjó en lo
que ahora es. Y esta fuente de información, da lugar a decantarse por la literatura, y a otras
ramas del saber.
Recuerdo sobre todo un día, a los doce años de edad, que fui al cine a ver la película EL PROCESO
que era una adaptación de la novela del mismo nombre del autor polaco Franz Kafka que estaba
dirigida por Orson Wells, cuya obra venía a ser una crítica expresada en forma de pesadilla sobre
la omnipresente burocracia del sistema político de su país, que acaba con la vida del protagonista,
y a la que el público no la entendió; aunque a mí me fascinó. Pues esta manera metafórica de
explicar una historia se ha convertido en un paradigma cuando uno vive una enrevesada y
laberíntica situación para solucionar un problema. "Esta situación es kafquiana" - se dice.
Se habla mucho del amor pasional entre dos sujetos, pero en muchos casos este amor como
seres románticos que somos empieza en las imágenes proyectadas en las pantallas, que nos
hacen reparar en la dimensión humana con todas las fantasías que se quiera, pero que no deja
de ser un canal subliminado, y exagerado de nuestros propios sueños.
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