Una noche fria para cuerpos calientes

Subiendo las escaleras de mi edificio, llego hasta la azotea por unas sábanas que mi esposa lavo en la mañana, es un sábado de finales de noviembre y la noche es de esas particulares que me traen muchísimos recuerdos, completamente estrellada y con un aire exquisito que te hace estremecer por su golpe helado.

Llego hasta la puerta de la azotea y noto que la puerta no está bien cerrada, seguramente alguien está arriba y entonces callo mis pensamientos para actuar normal y camino muy despacio hasta mi área de tender ropa. La luna ilumina casi todo y ayudada por las luces de la ciudad veo casi frente a mí a la hija del administrador de mi edificio, Yessica creo que se llama, no es una mujer hermosa, sin embargo tiene una figura excelente y una piel blanca como la porcelana.

Ella vive con su pareja en el departamento de su padre, supongo que ahí no tiene la suficiente privacidad, porque ella esta con el pantalón en los tobillos recargando su espalda en la pared gimiendo en silencio el placer que su amante le proporciona.

Siempre he pensado que las lesbianas hacen los mejores orales puesto que es como si se lo hicieran así mismas, y Natalia, la pareja de Yessica, con amplia maestría mueve su lengua entre la vagina empapada de su novia. Me quedo parado a un lado de la puerta y observo como Yessica se presiona las tetas mirando hacia el cielo cuando su pareja la toma de esas grandes nalgas y las abre para tocar su culo, Natalia lame intensamente y por momentos, frota con sus dedos ese clítoris erecto que provoca intensos gemidos ahogados.

Casi sin parpadear, mis manos por instinto entran bajo mi pantalón, mi verga está completamente dura, la froto suavemente al compás del movimiento de Natalia, la luna ilumina perfectamente ese trabajo tan preciso, se puede notar el brillo de la saliva y los jugos que escurren en las piernas de Yess. Quien gime cada vez más alto pellizcando sus senos con una de sus manos mientras la otra, presiona la nuca de su novia para sentirla cerca de ella.

Los movimientos se hacen más intensos y los gemidos demasiado agudos, parece que el orgasmo de yessica está próximo, no sé en qué momento saque mi pene hinchado para masturbarme libremente, pero continuaba acariciándolo sin dejar de ver esa escena tan deliciosa. Los gemidos se hicieron notorios, las lamidas más rápidas e intensas y mi mano no dejaba de moverse en mi verga que cada vez estaba más dura.

Finalmente las piernas de quien estaba de pie, comenzaron a temblar, los gemidos se desmayaron en un chillido que acompañaba un pequeño chorro de fluidos, la luna los iluminaba cayendo de sus piernas mientras que Natalia solo observaba la culminación de su faena, la otra mujer regreso a este planeta y reacciono mirando alrededor para ver si no había nadie.

Para su sorpresa me encuentra a mí con la verga de fuera masturbándome como un adolescente, y mi instinto  es, subirme el pantalón con la cara completamente enrojecida. También ella se sube el pantalón y un silencio se apodera de nosotros por un par de segundos.

-Son cien pesos por ver, Señor. –Me dice acercándose a mí.

Cada paso que da hacia mí, me pone más nervioso y con la verga queriendo explotar, llega hasta donde estoy con esa cara de satisfacción y me pregunta que si me había gustado lo que vi. Por supuesto que le digo que sí, que me había excitado mucho y que disculpara que me estuviera tocando pero ver a dos mujeres así, siempre fue una de mis debilidades.

-¿Quiere seguir viendo? Porque aun falto yo. –Me dice mirándome con morbo. –Pero si se va a quedar nos va a tener que hacer un favor.

Yo no sé a qué se refiere pero, acepto de inmediato porque por dentro estoy muy caliente. Ella corre hasta su pareja y solo veo que esta, asiente y saca de su chamarra un teléfono celular.

-No es lo mismo grabarse uno mismo a que te graben,  y desde hace un rato queremos un video de nosotras pero bien hecho, y hoy usted nos va a ayudar.

Con una risa inmensa tomo el celular y bajo una de las sabanas de mi casa, la extiendo sobre una tarima de madera y ellas entienden perfectamente el mensaje.

Comienzo a grabar y ellas se besan intensamente en la boca, con furia y degeneración se quitan una a una las piezas de su ropa, se tumban en la tarima y completamente desnudas comienzan a chuparse en todos lados, Natalia queda boca arriba exhibiendo sus enormes tetas, su novia las chupa y las muerde dejándolas con los pezones duros y gigantes, baja sobre su abdomen y llega hasta su sexo depilado con un tatuaje de rosa entre su muslo. La comienza a chupar y Natalia no se limita con los gemidos, mi verga me pide caricias y la saco del pantalón para tocarme.

-Ven acá amor. –Le dice Natalia a su amante y esta se monta sobre su cara para hacer un 69 perfecto, camino de lado a lado tomando el mejor Angulo y en cualquiera hay un inmenso placer que me tiene a punto de reventar, ambas se llamen delicioso y a sincronía se introducen los dedos en su sexo y ano. Ver eso me pone intensamente caliente y sin dejar de grabarlas me comienzo a tocar más rápido, Natalia me mira y se motiva a darme un mejor espectáculo.

No puedo más y me vengo delicioso sobre un espacio de mi sabana, Natalia es la siguiente, aullando de placer rasguña las nalgas de Yessica y me dirijo a grabarla para ver el intenso brillo de su sexo viniéndose, en efecto sus gemidos se apagan a medida que sus fluidos van resbalando entre sus muslos, con pequeñas palmadas sobre esa panochita deliciosa, Yessica se va desmontando de Natalia, yo, ya guarde mi verga y detengo la grabación.

Me siento en medio de ese par de putas desnudas y juntos vemos parte de la grabación, el mismo teléfono me indica que ya han pasado más de 30 minutos y me acomodo la ropa, Natalia me da una fumada de su cigarrillo y me llevo la ropa a mi departamento. Mi esposa ya está dormida y puedo aventar la sabana sucia en la lavadora. Me tomo un trago y luego me voy a dormir recordando la caliente escena.

¿Quién lo diría? Ya hasta soy camarógrafo…