La lluvia trás los cristales (1ª parte)
Por Andrés
Enviado el 05/12/2017, clasificado en Adultos / eróticos
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Pobrecita mi niña, dormidita. Fuera la lluvia cae, y ella ahí, bajo las sábanas, soñando quizás que alguien se le acerca, se acuesta a su lado bajo las sábanas también, pegándose a su cuerpo, acariciándole suave, lentamente, con mucha delicadeza. Recorriendo cada milímetro de su piel con las yemas de los dedos. Acariciando su mejilla, su cuello, sus pechos, los pezones, bajando hasta la barriguita, jugando en su ombligo y descendiendo después mucho más abajo, hasta sus pantorrillas, sus muslos, por fuera, pero también por dentro, hasta alcanzar su sexo que recorre igualmente lento, subiendo y bajando por su rajita que se marca sobre la tela de las braguitas. Allí las caricias se hacen eternas y los dedos juguetean incansables sobre su clítoris, provocando su excitación. Mientras tanto con los labios atrapa uno de los pezones y lo lame en círculos, lo besa, lo succiona, tira de él con suavidad para dejarlo caer de nuevo, ya bien durito. La mano interrumpe el jugueteo y ahora es la lengua y los labios los que inician el recorrido descendiente por la barriga que sube y baja ante la incipiente excitación. Llegan al borde la braguita que en un rápido movimiento de la mano queda a un lado dejando al descubierto tu sexo, húmedo, palpitante y caliente, que se abre dejando brotar los primeros fluidos de la excitación. Entonces la lengua se afana en tililar el clítoris, rodeándolo, aplastándolo suavemente, succionando en ocasiones, mientras el coño empieza a desprender líquido viscoso, señal, junto con un tímido movimiento arriba y abajo de las caderas, de que la excitación ya es importante. La lengua busca más abajo probar esos jugos calientes que manan de dentro, los atrapa, y los succiona, lo que provoca una sensación de placer enorme. Los labios de tu sexo se abren al paso constante de la lengua, ofreciéndose.
En ese momento deseas tanto ser penetrada que el sueño se interrumpe y despiertas ardiendo, excitada, con la respiración alterada y cuando me ves, de tu boca solo sale una petición fruto del inmenso placer que sientes
-Ven, cariño, quiero comértela antes de que me penetres.........
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