El amor a esta tierra
nos repone,
nos da tranquilidad,
nos coloca en la justa medida
que nos acerca
a los pensamientos más confortables.
Nos distraemos con él
ante lo que somos,
en nosotros mismos,
en las creencias que afirman
los soportes más fuertes.
Nos henos sanado
cada día, a cada segundo,
conservando las esencias
que vinieron
como pan debajo del brazo,
sin simulaciones,
baremando las estimaciones
que nos reconocen aquí y ahora.
Nos animamos
desde la circunstancia
que nos permite avanzar
con complementos silentes
que nos riegan
con paisajes perfectos,
de toda índole, variados.
El amor nos hace útiles,
y desde el compromiso
de contribuir a ser más y mejores
acordamos en este día,
en este ahora,
que hemos de viajar
para conocer, para comprender,
para mejorar, para transformarnos,
al tiempo que siempre llevaremos
en el corazón, con nosotros,
las huellas de esta tierra,
que nos hizo ser
como somos y algo más.
Justo es subrayarlo.
Juan Tomás Frutos.
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