Futuro inmediato

NOTA: A cada frase le sigue un acto

Abriré la puerta de casa con cuidado y saldré a la calle. Saldré muy abrigado porque hará mucho frío y justo en la esquina frotaré mis manos para entrar en calor. Andaré esos quinientos cincuenta metros que me separan de la oficina apartando a las gentes que colapsen las aceras. Al llegar a la puerta principal me enfundaré los guantes de cuero negro, siempre para prevenir. Abriré la puerta con suma naturalidad y observaré a la secretaria que me saludará como cada día enmarcada en dos gigantes floreros de tulipanes de plástico. Le haré un gesto de buenos días y me dirigiré al segundo despacho a mano izquierda del largo pasillo de zócalos azul oscuro. Frente a la puerta, respiraré hondo tres veces y tocaré en ella sin vacilar, tras lo cual entraré y saludaré como cada mañana al director de la empresa. Meteré mi mano derecha en el bolsillo del mismo lado de la chaqueta y empuñaré el revólver con decisión. Con el pulgar amartillaré el percutor del mismo y la sacaré del bolsillo haciendo caso omiso de los gritos y las peticiones de clemencia. En breves segundos dispararé tres veces. En breves segundos ya está muerto.