Estaba equivocado, después de todo aún hay esperanza; es posible ponerle fin a los suplicios y tormentos. Siempre estará la muerte, servida en bandeja de plata; quizá no sea el plato más exquisito por su condición lacerante, pero comparándose con la vida, la de hoy, significa el paraíso. La inexistencia es el paraíso. Sueño con ello; llenarme de valor y acercarme al verdadero Caelus. Lo visualizo de tal forma poética que me motiva. ¿Por qué estoy escribiendo esto en lugar de materializar mi gran sueño? ¿Por qué no estoy exteriorizando mis emociones? ¿Qué estoy esperando? Una parte de mí aún tiene curiosidad. La vida aún me ilusiona; cedo al chantaje y me autosaboteo. Quizá sólo estoy esperando la próxima decepción; la más grande de todas, la que culmine y lleve a cabo el gran acto. Lo estoy esperando, vida.
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